"La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable y la obligatoriedad del etiquetado nutricional en nuestro país son iniciativas positivas para combatir y prevenir la obesidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable y la obligatoriedad del etiquetado nutricional en nuestro país son iniciativas positivas para combatir y prevenir la obesidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Janice Seinfeld

La humanidad ha engordado seis kilos por persona desde 1985, y más del 55% de ese aumento se debe al sobrepeso y la obesidad en zonas rurales. En algunos países pobres o de ingresos medios, este porcentaje llega al 80%. Tales son las conclusiones del mayor estudio realizado a la fecha sobre el índice de masa corporal mundial. La investigación, publicada la semana pasada en la revista “Nature” y firmada por más de mil científicos, analizó el peso y la estatura de más de 112 millones de personas en prácticamente todos los países entre los años 1985 y 2017.

Ya otro estudio publicado por el Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en octubre del 2017 alertaba que la obesidad infantil en el mundo se multiplicó por 10 en los últimos 40 años. Los especialistas advertían que, de no tomar medidas urgentes, en el 2022 habría, por primera vez en la historia, más niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad que desnutridos (no que lo opuesto fuera una buena noticia, por supuesto).

La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas en el ámbito mundial. Cada año causa la muerte de 2,8 millones de personas como mínimo. Y ahora sabemos que no es un problema exclusivo de los países de altos ingresos ni es un fenómeno eminentemente urbano. Además, el sedentarismo causa más de cinco millones de muertes cada año en todos los grupos de edad.

Estos datos confirman que estamos frente a una crisis sanitaria global que solo se agravará a menos que tomemos medidas integrales (nunca más apropiada la palabra, ironías aparte).

En el Perú, el 36,9% de mayores de 15 años tiene sobrepeso y el 21% tiene obesidad, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) al 2017.

Siendo este el escenario, celebramos que, gracias a la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable de mayo del 2013 (Ley 30021), a partir del 17 de junio todos los alimentos industrializados que se vendan en nuestro país deberán advertir si contienen exceso de azúcares, grasas y sal.

Sin embargo, claramente este etiquetado nutricional en forma de octógono no será suficiente para cambiar los hábitos actuales. Por ello, la ley dispone la creación de un sistema de monitoreo de obesidad en niños, que se imparta educación nutricional y haya actividad física en los colegios, y que se prohíba la venta de alimentos no saludables en los quioscos escolares. Esto es fundamental porque las elecciones de los niños, la dieta que siguen y el hábito de realizar ejercicio dependen del entorno que los rodea.

Pongamos el tema de la obesidad infantil en perspectiva para entender por qué es uno de los problemas de salud pública más graves de este siglo. En el 2016, 41 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso en todo el mundo. El drama es que tienen muchas más probabilidades de ser adultos obesos y de sufrir, a edades más tempranas, de diabetes y enfermedades cardiovasculares que, a su vez, se asocian a un aumento de la probabilidad de muerte prematura y discapacidad.

Por ello, hace un par de semanas, la OMS difundió nuevas directrices sobre actividad física, sedentarismo y sueño para niños menores de 5 años. Y, en resumidas cuentas, implican retomar lo fundamental: que los niños pasen menos tiempo sentados –¡aléjenlos de las pantallas!–, que duerman mejor y tengan más tiempo para jugar activamente.

En palabras de Juana Willumsen, coordinadora de la OMS para la obesidad infantil y la actividad física: “Lo que realmente debemos promover es que los niños vuelvan a jugar”. Esto es crucial porque no solo crecerán sanos, sino moldearán hábitos para su adolescencia y adultez.

La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable y la obligatoriedad del etiquetado nutricional en nuestro país son iniciativas positivas para combatir y prevenir la obesidad. Destaca que comprometen una acción decidida de los ministerios de Educación y Salud y de las familias, aparte de la responsabilidad de la industria. Pero solo veremos resultados efectivos si todas estas acciones forman parte de estrategias poblacionales, multisectoriales y multidisciplinarias que involucren a todos los actores de la sociedad con los estándares de la OMS.