María Paula Regalado

Todo evento electoral tiene una carga política interesante y las decisiones que se toman en la no son la excepción. Dentro de una de las instituciones más poderosas en el mundo correría también ambición y abuso de poder en diferentes niveles. Nada que no sepamos ya. El más reciente trabajo del director , “”, relata una historia de lealtades, tradiciones, deseos y avaricia, pero también de protección y cuidado en medio del proceso más importante para la religión católica: la elección de un nuevo Papa.

Después de la galardonada “Sin novedad en el frente”, (2022) el cineasta alemán nos vuelve a dejar en claro que entiende a la perfección cómo tomar un hecho histórico y convertirlo en una película digna de una nominación a la temporada de premios. Este año “Cónclave” es la representante y, a pesar de que el guion cuenta una historia ficticia, todo sucede en el mundo real: el Sumo Pontífice ha fallecido y corresponde, ahora, que todos los cardenales del mundo se reúnan para, uno a uno, votar por quien debe ser el sucesor.

Y como la religión también es política, pareciera que estamos viendo un episodio más de “” o “” solo que, esta vez, lo protagonizan hombres religiosos de avanzada edad vestidos con las mismas túnicas y encerrados sin ver la luz solar. Desde afuera, el Vaticano parece ser el templo más puro e inmaculado, pero en “Cónclave”, el cardenal Lawrence (un brillante ) no solo le abre las puertas a sus homólogos sacerdotes, sino también a nosotros, los espectadores, para mostrarnos que adentro coexisten seres absolutamente humanos, altamente imperfectos. Personas que atraviesan crisis de fe, que se equivocan, que no se sienten dignos de lo que les toca, cuando la realidad es que quizás ninguno de ellos lo sea realmente. Probablemente este es el mensaje central de la película: todo lo que sea guiado por el humano estará siempre muy lejos de alcanzar la perfección pero, en el camino, tenemos que estar atentos a todas las señales y abrazar los cambios.

La película tiene aún más capas que no profundizaremos en estas líneas pero que, sin duda, buscan abrir debates y sensibles cuestionamientos que a mi parecer deben ser tocados en los tiempos que vivimos. Hablamos de encubrimiento de abusos, denuncias, injusticias, pero también de víctimas, de igualdad, de lucha.

En lo técnico, “Cónclave” no se equivoca. Los trabajos de fotografía, banda sonora, edición y diseño de producción hacen que todas las piezas encajen. Pero, sin duda, en lo que más destaca el filme es en las categorías de narrativa y actuaciones. El guion adaptado por Peter Straughan de la novela homónima ya le valió a “Cónclave” un Globo de Oro y un premio en los Critic Choice Awards en esta categoría y, además, es la candidata más fuerte aquí para los próximos .

El peso de la experiencia lo traen nombres como Ralph Fiennes y que le dan aún más relevancia a la producción. Importante destacar, además, el trabajo con el manejo de múltiples idiomas en simultáneo pues, evidentemente, dentro de la Santa Sede es un requisito; además del nivel de detalle en las escenografías -que nos da la ilusión como si verdaderamente estuviéramos dentro de la Capilla Sixtina-, la tensión que los encuadres y las decisiones musicales pueden generar aun sin movernos de las cuatro paredes de la sala de reuniones, y los ‘plot twist’ que tuvieron a toda la audiencia jadeando de la sorpresa al unísono.

El final, para algunos colegas cinéfilos – incluyéndome– resultó bastante sorpresivo y, por qué no, desconcertante, pero quizás necesario para reconfirmar el trasfondo de la historia y cerrar la cuota dramática de un filme que ya nos tenía resbalando de los nervios al borde del asiento.

Aunque sus rivales son fuertes competidores en los premios de la Academia, “Cónclave” es merecedora de cada una de las ocho nominaciones que se ha llevado este año. Ya está disponible en todos los cines y es una experiencia audiovisual –y religiosa– que no vale la pena perderse.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

María Paula Regalado es Redactora de Opinión y Deportes

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