¿Y de salud cómo andamos?, por Alfredo Guzmán
¿Y de salud cómo andamos?, por Alfredo Guzmán
Redacción EC

Han transcurrido tres años y medio del actual gobierno y es saludable hacer un rápido balance de cómo han ido las cosas en el ámbito de la salud. Lamentablemente, el  balance no es muy auspicioso. Los indicadores de salud más sensibles han aumentado o se han estancado, como por ejemplo la mortalidad materna, en la que es muy probable que no alcancemos las metas. Por otro lado, la desnutrición crónica infantil  también se ha incrementado en varias regiones, así como la anemia en niños menores de 5 años.

Estos indicadores son más dramáticos en las poblaciones alejadas y dispersas.  Y es allí donde justamente está el problema mayor en cuanto al acceso a los servicios de salud y su calidad. Una propuesta mundial es fortalecer justamente la atención primaria de salud, es decir, aquella que se da en trabajo con las comunidades con políticas de prevención y promoción, que, con una capacidad resolutiva adecuada, pueden solucionar el 70% de los problemas.

Con un sistema de referencia eficiente hacia centros de mayor complejidad podrían llegar a manejar hasta el 90% de las patologías. ¿Entonces, por qué si esto es tan evidente no se ha implementado? Por una serie de razones: primero tenemos demasiados establecimientos de salud, son más de 7.000, pero de los cuales 5.000 son puestos de salud, la mayoría a cargo de un técnico y con pocas posibilidades de resolver un problema mediano. El resto son establecimientos muchos de los cuales no tienen un equipo básico o cuentan con pocos profesionales calificados y su infraestructura es generalmente precaria.

Son muy pocos los centros de salud 1-4, la antesala de los hospitales provinciales, que son capaces de manejar una emergencia. Una visita a los tópicos de urgencias nos muestra muchas veces solo una camilla, un balón de oxígeno, un portasueros y una silla, además un tensiómetro y estetoscopio. Pocas veces hay un desfibrilador, un coche de paro cardíaco, un monitor multiparámetros o un oxímetro de pulso, que mida la saturación de oxígeno, elementos básicos ahora en cualquier reanimación. Los especialistas y recursos humanos calificados escasean en provincias y más aún en las zonas alejadas del país. Los profesionales no quieren ir, pese a que ahora hay incentivos económicos para ello. Y es que no solo se trata de incentivos pecuniarios, es necesario proveerlos de otro tipo de incentivos, como son una vivienda adecuada, ciertas comodidades para su familia, colegio para los hijos, acceso a Internet, posibilidades de puntaje para ascenso en el escalafón o becas de perfeccionamiento. 

Hemos propuesto además que los residentes, aquellos médicos que están realizando su entrenamiento en una especialidad en los diferentes hospitales del Estado, cumplan un año de servicio en las zonas rurales, como retribución. Asimismo debemos ser más eficientes en nuestras redes de salud. Los puestos deberían convertirse en Centros de Vigilancia Comunitaria y justamente identificar a aquellas personas en riesgo en la comunidad y derivarlas a un centro de mayor nivel, bajo un sistema de redes integradas de menor a mayor complejidad. Creo que el Ministerio de Salud estuvo muy dedicado a su propuesta de reforma de la salud, que, en mi opinión, es en gran parte una reforma administrativa del nivel central, con una división de funciones de salud pública y prestaciones, cuando sabemos que la salud es una e integral.