"Poca serenidad", por Gino Costa
"Poca serenidad", por Gino Costa
Redacción EC

Bochornoso el espectáculo de los serenos del Cercado enfrentándose a golpes con los de . ¿El motivo? Unos paneles que indicaban que las obras inconclusas del Metropolitano eran responsabilidad de la . ¿Era cierta la información? Sí, por supuesto. ¿Entonces? Según Lima,

El supuesto problema no ameritaba que Lima mal utilizara 50 de sus serenos para una intervención tan lejos de sus fronteras y de las prioridades de su mandato. 

Menos que sus serenos se liaran a golpes para retirar cuatro letreros y que dejaran a una decena de serenos de Miraflores heridos. Muchísimo menos, por supuesto, que la intervención mellara aun más la autoridad municipal en la capital, ya afectada por los entredichos entre Lima y Miraflores debido a la responsabilidad de la seguridad de quienes transitan por la . Una llamada telefónica o, eventualmente, la aplicación de una multa hubieran podido resolver este problema. 

Era lo que correspondía hacer, pero enviar a la Unidad de Operaciones Especiales del de Lima resultó no solo desproporcionado, sino equivocado, porque se trata de que los municipios sumen esfuerzos en la lucha contra la inseguridad, en lugar de distraerse en peleas menudas.

Aunque lo sucedido tiene antecedentes, como los enfrentamientos entre San Isidro y Magdalena, estos casos, afortunadamente, constituyen más bien la excepción que la regla. 

En general, los serenazgos se circunscriben a sus jurisdicciones distritales, pero cada vez con mayor frecuencia integran sus esfuerzos con los de los gobiernos locales vecinos, especialmente en la vigilancia y el patrullaje de las zonas limítrofes. 

Los serenazgos constituyen el único servicio organizado de prevención y disuasión del delito. El gran problema es que aún estamos lejos de contar con un serenazgo metropolitano, un servicio interdistrital constituido por todos los serenazgos, que compartan información delictiva y cuenten con sistemas integrados de comunicaciones y operaciones. Este desafío requiere apenas una eficiente conducción de la autoridad metropolitana a través del funcionamiento regular de la Asamblea Metropolitana de Alcaldes. 
 
Otro desafío es fortalecer el servicio en los distritos populares, donde los serenazgos son aún muy débiles y la victimización y el temor, muy altos. La mejor manera de hacerlo es que el financie la incorporación gratuita de policías a todos los vehículos de los serenazgos. En la actualidad estos solo cuentan con presencia policial cuando las municipalidades pagan por ello. Como este servicio es caro, la mayoría de serenazgos carece de una cooperación policial adecuada, lo que les resta efectividad.
 
Esta falta de efectividad ha llevado a algunos analistas a pedir que se armen. La fórmula no es buena, pero podríamos terminar en eso si las municipalidades siguen solas, con sus escasos recursos, haciéndose cargo de la vigilancia y el patrullaje, uno de los dos pilares de la labor policial junto con la investigación criminal. La forma de apoyar a las municipalidades en el cumplimiento de esta tarea es garantizando la gratuidad de la cooperación policial con ellas.