Santos y Cajamarca, por Carlos Meléndez
Santos y Cajamarca, por Carlos Meléndez
Redacción EC

Mientras el presidente de Áncash duerme en la carceleta del Poder Judicial, el de Cajamarca se pasea por los Baños del Inca. Ambos enfrentan acusaciones penales por corrupción: Álvarez debe responder, además, por una docena de asesinatos; pero Santos tampoco ha respondido por las muertes en los enfrentamientos entre el pueblo y la policía que él provocó. Los dos están estrechamente vinculados con empresarios que se robaron la plata de sus regiones. En Áncash, con el pretexto de las obras públicas, y en Cajamarca, también; solo que los ancashinos tienen una carretera que se conectará con la Interoceánica Centro y los cajamarquinos, .

Los compadres de Álvarez invirtieron en crear empresas a nombre de las allegadas a su presidente; el compadre de Santos invirtió en pasear a Diana, la primogénita de su presidente. Cuando la prensa los denunciaba, Álvarez mandaba una portátil a intimidar; Santos retomaba la ofensiva enjuiciando a los periodistas que publicaban sus andanzas. Su hija pidió 3 años de cárcel efectiva y S/. 180 mil de reparación como castigo para el reportero que publicó sus fotografías en las playas de Piura junto a Wilson Vallejos, el empresario –ahora preso– probadamente coludido con el camarada.

Ni en las oficinas de Álvarez ni en las de Santos hay archivos ni estados financieros al día. Uno de los testigos que acusa a Álvarez ha denunciado que lo quieren matar. El que refiere haberle depositado S/. 800 mil en su cuenta bancaria a Santos, también teme por su vida.

La fiscalía ha probado que los tipos que cobraban por protagonizar hechos de violencia durante los paros en Cajamarca,  reportaban sus acciones, en informes escritos, al gobierno regional. La procuraduría afirma que en Áncash, los fondos del gobierno regional se usaron para financiar ‘La Centralita’.

Rolando Breña, el secretario general de Patria Roja, el partido madre de Gregorio Santos y del MAS, guarda silencio. Escribe todas las semanas en “Correo”, pero de su dirigente no dice nada. En la web de su partido tampoco lo mencionan. Ayer  escribían hasta “en defensa de los médicos cubanos”, pero sobre la responsabilidad de Santos en la corrupción ni una palabra. En su periódico digitalizado, titulan contra “la ofensiva del imperialismo y la derecha” y a favor del frente amplio que “el pueblo reclama”, pero de la plata que ha desaparecido en Cajamarca, ni chis ni mus.

El ex cura Arana y, los activistas de Tierra y Libertad, que marcharon con Santos, están ahora calladitos. Las ONG que lo adularon (Ideele, que le dedicó aquel “Perfil de Goyo”; la Coordinadora de Derechos Humanos, que aplaudía su “insumiso” liderazgo) están mudas, igual que los periodistas que celebraron la oposición a Conga. Todos tienen fotos con Santos, pero ninguno lo conoce.

El presidente Humala, que se apoyó en él en el 2011, le ha hecho el sábado una crítica velada: “No vamos a perdonar la corrupción en Cajamarca”, dijo en suelo cajamarquino, pero –acto seguido– llamó a las autoridades de esa región (es decir, a Santos) a resolver, juntos, los problemas de ese pueblo.