CAF prestará en diciembre US$150 mlls. para Línea 2 del Metro
CAF prestará en diciembre US$150 mlls. para Línea 2 del Metro
Redacción EC

Ayer se supo que Pro Inversión ha vuelto a postergar la buena pro para la concesión del Gasoducto Sur Peruano. Según esta entidad, solo “se está modificando el cronograma del proceso para ampliar el plazo que tienen los postores para presentar sus sobres”. Pero a estas alturas ya no nos vienen con cuentos: La experiencia nos enseña que el eufemismo de la modificación encubre la nueva postergación de una obra vital para el desarrollo de la sierra sur del país.

El gasoducto debió comenzar a construirse en el 2011, pero tal y como van las cosas en el país, los peruanos del sur no veremos esa obra hasta el próximo quinquenio. 

Su construcción requiere de una inversión de 4 mil millones de dólares; su realización potenciará el crecimiento económico, dará empleo y garantizará energía y electricidad para cinco regiones de la empobrecida sierra sur del Perú. Pero, sobre todo, será un muy buen argumento de disuasión contra la migración a Lima y a otras ciudades inmanejables y saturadas por ese fenómeno.

Aun así, el gobierno ha priorizado la construcción del tren subterráneo de Lima, que costará entre cinco mil quinientos y seis mil millones de dólares. ¿Cómo se definen las prioridades a la hora de decidir en qué obras se invertirá el dinero del Estado Peruano?

Es evidente que el conjunto del país no es la prioridad del presidente Humala; cuando se opta por el subterráneo de Lima y se posterga el gasoducto del sur, se está evidenciando el personalismo y la política menuda que practica el mandatario. El presidente se ve a sí mismo inaugurando un tramo de un tren que lleve su nombre durante las elecciones del 2016. Un subterráneo carísimo que unirá Ate con el Callao, el este con el oeste de la ciudad, a pesar de que Lima y sus necesidades crecen hacia el norte y hacia el sur.

Pero habrá que ver si llega, porque los postores que se retiraron de la licitación del subterráneo dijeron que la fecha de su culminación y el costo final de la obra eran inciertos, pues las perforaciones en el Callao podrían enfrentar grandes filtraciones de agua por su suelo al nivel del mar; lo que podría encarecer y dificultar aun más el proyecto.

Nadie niega que Lima enfrenta un problema de transporte y de caos vehicular mayúsculo; nadie niega que la solución en el largo plazo es apostar por el transporte masivo y por el ordenamiento del tráfico para que circulen los buses.

El 100% de los vehículos que circulan en Lima, voltean a la izquierda en las avenidas de doble vía. Por lo menos la mitad de los autos de la capital son taxis, y casi todos son informales, y negocian a media calle con sus posibles clientes y hacen doble fila en los paraderos. ¿Quién tiene autoridad para imponer orden?

Si no hay autoridad en el país, medidas concretas y sin costo para el Estado parecen imposibles de ejecutar. Una administración como la actual cree que gastar miles de millones en un subterráneo es mejor que invertir en una obra como el gasoducto, que atacaría la pobreza y la falta de empleo en el interior del país, dos de los más grandes problemas nacionales.