De la transferencia al limbo, por Jorge Ruiz de Somocurcio
De la transferencia al limbo, por Jorge Ruiz de Somocurcio
Redacción EC

Terminó la gran agitación de la campaña y las aguas vuelven a su lugar en las municipalidades. Unos alcaldes empiezan a hacer maletas para irse, otros se preparan para continuar, y los demás son debutantes cargados de expectativas e inmersos en dos meses de transferencia de cargo.

Sin embargo, ya no se habla de los compromisos municipales con la ciudad. Desde a , pasando por los distritales, hay una suerte de silencio cósmico a pesar de que la ciudad no deja de crecer.

Quedaron claros en los debates electorales los requerimientos esenciales de Lima para enfrentar sus demandas: un nuevo marco legislativo para obtener mayores recursos, una mejor estructura de gobernabilidad que la actual (dividida en 43 gobiernos), una autoridad única de transporte, reformular la autoridad de la Costa Verde, participar en Sedapal.  

También son indispensables las alianzas con el Gobierno Central para problemas comunes: vivienda, medio ambiente, infraestructura. Los alcaldes reelectos deberían estar pensando no en más de lo mismo, sino en algo mejor. Muy pocos tienen un plan urbano actualizado al 2025 o 2035 que sintonice con el PLAM de Lima.

En Lima hay alcaldes nuevos y otros que repiten el plato. Los primeros tendrán que ir preparando anuncios para los primeros 100 días de gracia; y los segundos, deberán comunicar cómo mejorarán su propia gestión, tomando en cuenta que posiblemente ya no tengan una reelección más.

El 2015 ingresamos a un año electoral nacional en el que no será fácil que los gobiernos locales llamen la atención sobre temas que les conciernen. Es el momento de una adecuada sintonía con el vecino. Convocarlo, anunciar, reunirse con el Ejecutivo, comprometerlo. Armar equipos técnicos de primer nivel. Trazar una hoja de ruta. Metas, plazos, montos de inversión. Convocar la inversión privada. Pensar en intervenciones emblemáticas. 

En el caso de Lima, Castañeda debería presentar su modelo de ciudad, algo que nunca señaló durante la campaña. 

En plena época de transferencia, un incendio ha destruido parte de la plaza Dos de Mayo, el corredor azul quiere invadir Barranco como sea, no terminan las obras en la Costa Verde ad portas del verano y no hay un metro cuadrado más de playa ganada al mar, ambulantes ingresan al centro por campaña navideña, la inseguridad continúa campeando y el Ministerio de Cultura acaba de promulgar la peligrosa Resolución 364 de artículo único, abdicando del cuidado del patrimonio, para simplificar procedimientos. Si bien la norma quiere ser proactiva, el remedio puede ser peor que la enfermedad, y podría causar una indetenible ola de destrucción de edificios patrimoniales. Pero nadie dice nada. 

Transferencia no es silencio ni momento de dejar hacer, dejar pasar. Todo lo contrario, debe ser el enganche de lo más virtuoso de la gestión que se va, con el relanzamiento de la nueva promesa de ciudad.