“Es difícil definir esta situación del Congreso pero por ahora se me ocurre que se trata de un suicidio moral”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
“Es difícil definir esta situación del Congreso pero por ahora se me ocurre que se trata de un suicidio moral”. (Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
/ Víctor Aguilar Rúa
Alonso Cueto

Una de las desgracias de nuestra vida política es la conversión de muchos partidos políticos en camarillas. Esta transformación ha sido consecuencia de una cultura del conflicto que ha recorrido nuestra historia desde los Hermanos Ayar. El apetito de poder, el culto a la personalidad, los prejuicios y desconfianzas, los intereses económicos y políticos subalternos han estado a la orden del día usando el partido como un medio de satisfacción de las apetencias del caudillo o de sus miembros.