"Que vuelva Nubeluz (pero sin Almendra)", por Pedro Canelo
"Que vuelva Nubeluz (pero sin Almendra)", por Pedro Canelo
Pedro Canelo

A diferencia de esas fiestas temáticas donde se apela a reminiscencias de los ochenta o noventa para que los treintañeros de hoy retornen a ese niño extraviado en el espacio y tiempo; la fiesta por los 25 años de fue la seductora revelación de un pasado que, como ex amante despechado, siempre piensa en volver.

Las graderías del anfiteatro del Parque de la Exposición fueron un casual escenario para el encuentro de todas las generaciones. No era una exclusiva cofradía de la población económicamente activa del Perú; también era posible ubicar niños que se entregaban a las pegajosas coreografías de “Alma latina” o “Nuberengue”. Con 8 años o menos algunos hijos de ex nubecinos miraban con entusiasmo y desconcierto el colorido universo de cíndelas y gólmodis. Sí, desconcierto porque los niños peruanos de ahora han sido despojados de toda opción para seguir siendo niños cuando encienden la TV. Para esos pequeños, “Nubeluz” se ha presentado como un lugar desconocido que pide ser reconquistado.

El día que se estrenó el show de regreso, el hashtag #QueVuelvaNubeluz fue tendencia en tiempo récord en la red social Twitter. Todas las noticias con referencia al reencuentro de las dalinas con su planeta glúfico han sido las más leídas de los más importantes medios digitales del país. Es el registro estadístico de una demanda ante la desaparición de auténticos programas infantiles en el país y de un horario de protección al menor que amenaza con extinguirse. Nos quejamos de que los niños quieran ser Zumba, que las niñas bailen como Yahaira, y nadie protesta ante una señal abierta que a la hora donde pasaban “Chiquiticosas” hoy transmite “Amor, amor, amor” o ante ese programador que usa los sábados de “Hola Yola” para hacer el resumen semanal de “Esto es guerra”.  

Nubeluz” podría ser ese programa infantil que nos falta. De los cinco mil espectadores que llegaron al Parque de la Exposición, el 15% o 20% eran menores de 10 años. Nadie se aburrió. Hubo mucha descarga de nostalgia y alegría, aunque para eso fue indispensable incluir en el elenco a jóvenes bailarines sobre quienes recayó la intensidad de cada puesta en escena. Con todo respeto, , Lily Braun y Xiomy Xibille ya no están para esos trotes. En cualquier homenaje todos reclamarán sus presencias, pero si pensamos en un ‘remake’ habría que pedir un nuevo cásting. Pienso en Gisella Ponce de León (canta y baila) o en Nataniel Sánchez (tiene carisma). Así como la productora Tondero hizo los estudios de mercado para garantizar el éxito de este espectáculo, los canales deben atender esta euforia por los conos celestes. El día que decidan atrapar esa “nube” estaremos ante un auténtico y feliz fenómeno del niño.