Editorial 2: Ecuanimidad bienvenida
Editorial 2: Ecuanimidad bienvenida
Redacción EC

Este fin de semana el Gobierno anunció que había decidido expresar su insatisfacción ante la respuesta de Chile manteniendo a nuestro embajador en Lima hasta que el vecino país ofreciese otra que llenara sus expectativas. 

Saludamos que, con esta fórmula especial del retiro condicionado, el presidente haya resistido la tentación de tomar cualquiera de las dos medidas extremas que estaba considerando. Medidas que, como informáramos, eran percibidas como destempladas por altas fuentes diplomáticas, dado el tono conciliatorio –dentro del habitual lenguaje diplomático– que tenía la nota chilena. Más gravemente aún, existía también el temor de que el asunto pudiese estarse llevando por criterios ajenos a los apropiados, considerando la manera como súbitamente salió este caso a la luz pública, y varias declaraciones altisonantes hechas desde entonces.

El presidente parece haber decidido usar también un tono mucho más sosegado al que venía empleando para abordar este tema y, además, ha hecho saber que, “siendo un tema tan sensible”, prefiere que sea la Cancillería, “que es la institución que ayuda, recomienda y conduce al presidente sobre política exterior”, quien lo maneje. 

Esta ecuanimidad y esta asignación de la gestión principal del tema a manos profesionales es una buena noticia que debe mantenerse. Y es una buena noticia por la misma razón por la que fue celebrado que el tema de fuese llevado de una manera tan profesional y cuidadosa por ambos países: por lo mucho que peruanos y chilenos ganamos, a todo nivel, de una relación estrecha; y por lo mucho que nos costaría (a nosotros y a la vida del subcontinente) que esta se quebrase.

La pelota está ahora en la cancha de Chile. Corresponde a su gobierno hacer el gesto que el Perú está esperando para considerar que el vecino país ha reconocido el espionaje –el que por lo demás se habría dado durante su anterior gobierno– y que tiene la firme voluntad de ocuparse de descartarlo de nuestras relaciones.

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