Editorial 2: Igual que el primer día
Editorial 2: Igual que el primer día

Tras haber escuchado la intervención del ministro de Justicia, , durante la interpelación por el proceso disciplinario al que ha sido sometida la procuradora , un sector de la oposición ha planteado una moción de censura que deberá ser votada en el pleno.

La iniciativa ha crispado los nervios del oficialismo porque el documento cuenta con 40 firmas, lo que hace suponer que conseguir los 66 votos necesarios para aprobar la censura no será una tarea imposible. Máxime cuando esas firmas provienen de diversas bancadas que, juntas, alcanzarían el número de votos requerido.

Es de imaginar también que la crispación obedece en parte al hecho de que el proceso disciplinario a la procuradora es consecuencia de unas declaraciones suyas sobre un caso que involucra a la primera dama y, en esa medida, la censura sería indicación de que una mayoría de la representación nacional considera que el Ejecutivo se dedica en ocasiones a salvaguardar la imagen política de la presidenta del .

En su afán por restarle legitimidad a la iniciativa, el oficialismo ha ensayado argumentos entre los que destaca uno formulado por el jefe del Gabinete, : “No entremos prácticamente a dos meses de la convocatoria a elecciones a una confrontación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo que va a generar un ambiente de inestabilidad política”. Esto da a entender que los mecanismos de control político del Congreso tienen temporadas en las que no es adecuado ejercerlos.

Esta pretensión, sin embargo, es absurda porque estar de salida o cerca de una convocatoria a elecciones no exime a ninguna administración del escrutinio y del contrapeso del Parlamento.

Los congresistas votarán en los próximos días a favor o en contra de esta moción, según su criterio. Y al gobierno le corresponde sencillamente someterse a ese proceso igual que el primer día.