(Foto: Anthony Niño de Guzmán).
(Foto: Anthony Niño de Guzmán).
Editorial El Comercio

Hace casi un año este Diario presentó la campaña periodística . El objetivo es ayudar a poner freno al desorden e impunidad que campean en las pistas de Lima y el resto del Perú. Desde entonces se han publicado diversos reportajes que ponen el acento en varias limitaciones del sistema de del país. Para dibujar un panorama más completo, en distintas ocasiones se solicitó la perspectiva del Ministerio de Transportes y Comunicaciones () a través de una entrevista con el ministro. El día de ayer publicamos, finalmente, la conversación con el titular de la cartera, .

El resultado fue poco alentador. De la entrevista se podría inferir que el ministerio que lidera el señor Trujillo o bien no tiene la responsabilidad funcional para solucionar los problemas más apremiantes de su sector, o, cuando la tiene, es incapaz de enfrentarlos en plazos razonables.

Respecto de lo primero, por ejemplo, el ministro indicó que –dado el marco legal– no está en sus facultades la supervisión del transporte informal. En ese sentido, consultado por las operaciones aledañas al clausurado terminal Fiori
–donde 17 personas perdieron la vida hace una semana–, indicó que “todas estas actividades empresariales se hacen en las ciudades y las ciudades corresponden a los municipios”. “Esos son los problemas del Estado”, agregó. Es inevitable preguntarse hasta qué punto puede el MTC realmente desentenderse del transporte informal y de sus consecuencias porque este “se hace en las ciudades”, más aun cuando, en el caso específico de esta tragedia, la entidad había aprobado la habilitación técnica del ‘garaje’ donde se dieron los hechos.

Respecto de lo segundo, la incapacidad del Ejecutivo para enfrentar problemas que sí le competen, el señor Trujillo dio varias señas. A la falta de iniciativa en la reorganización del sistema de licencias –y luego de que este Diario constatara que hasta un ciego podía obtener brevete–, respondió que “el ministerio es tan grande, con muchas cosas que abordar…”, implicando que esa no era, quizá, una de sus prioridades. A la deficiente reglamentación que hizo posible la caída del bus en el cerro San Cristóbal a mediados del 2017, retrucó: “El Estado es como un elefante, es como un tractor que camina”. A la pregunta sobre el próximo presidente de la Autoridad del Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU), contestó que “aún no está definido”. Y, así, en ese espíritu resignado pero a la vez ligero, discurre la conversación y presumimos, también, su gestión.

Es justo entonces cuestionarse: si el MTC no tiene autoridad para solucionar asuntos urgentes vinculados al transporte –como su informalidad–, pero tampoco la capacidad para encarar aquellos en los que tiene responsabilidad, ¿en qué espacios sí trabaja?

Quedó claro en la entrevista que, si algo que no se podría reprochar al ministro Trujillo, es su vocación de inicio. No obstante, frases como “lo importante es comenzar”, “nuestro reto es que empiece a avanzar”, o “toca iniciar y emprender este camino” parecen más propias de un funcionario que inicia recién su gestión, y no de uno que lleva ya más de un año en el cargo.

Más allá de las respuestas puntuales, la entrevista revela una preocupante falta de estrategia y capacidad de ejecución en el MTC. Aún reconociendo que el impulso de más y mejor infraestructura es fundamental para el desarrollo del país, la rectoría y regulación en el sector transporte –un asunto que está particularmente cercano al día a día del ciudadano– no puede estar en un segundo plano para el ministerio.

Este Diario, decíamos al inicio, buscó ocho veces al ministro Trujillo para una entrevista en el contexto del documental “Brevete para un ciego”. No tuvimos suerte para conseguirla. Hoy sospechamos por qué.