Editorial: La elección del espectáculo
Editorial: La elección del espectáculo

A comienzos de esta semana se deslizó la posibilidad de que Mario Hart, piloto de autos y figura televisiva, integre la lista parlamentaria de la Alianza Popular. Si bien esa opción ha quedado descartada (pues, como indicó el legislador aprista Javier Velásquez Quesquén, las listas en su agrupación ya están cerradas), los halagos proferidos al señor Hart por los líderes de la alianza política Apra-PPC permiten entrever que el ‘fichaje’ estuvo muy cerca de concretarse. 

Así, por ejemplo, el ex presidente Alan García se refirió a Hart como un “ícono de la juventud” y “una buena posibilidad [para el Congreso]”. A su vez, Lourdes Flores mencionó que, de ser incorporado a la lista parlamentaria, el piloto podría “aportar el símbolo de una juventud que quiere vivir una vida digna”.

Mario Hart no es, sin embargo, el único personaje mediático a quien agrupaciones políticas se han acercado en esta campaña. En el mes de noviembre, el ex futbolista Roberto ‘Chorrillano’ Palacios se unió al equipo de Alianza para el Progreso y manifestó su intención de postular al Congreso. Con esta decisión Palacios busca seguir el ejemplo de voleibolistas como Cecilia Tait, Cenaida Uribe, Leyla Chihuán y Gabriela Pérez del Solar, quienes obtuvieron una curul luego de finalizar sus carreras deportivas.

Mario Hart y el ‘Chorrillano’ Palacios son conocidos por sus aptitudes atléticas y competitivas (e incluso por su capacidad de generar conflictos televisivos) y son, indudablemente, populares. No obstante, es reprochable que algunos partidos políticos sugieran que estas características deban trasladarse al Parlamento, pues con ello revelan falta de seriedad y cierta desesperación por captar votos. 

Es justo reconocer, por supuesto, que estos partidos no son los únicos ni los primeros en querer seguir esta línea. Además de las voleibolistas antes mencionadas, en las elecciones del 2011 Gian Carlo Vacchelli logró una curul con el fujimorismo tras haber conducido un programa deportivo en televisión. Asimismo, en 1995, Susy Díaz –caso emblemático de lo que representa una figura netamente mediática– salió elegida congresista de la República como única representante del Movimiento Independiente Agrario.

Lo que resulta criticable es que se lleve al Congreso a quienes no tienen ningún interés conocido en la política, en el debate nacional o los asuntos de gobierno y legislación. Si bien la Constitución reconoce el derecho de las personas a elegir y a ser elegidas, es importante que el elector interprete lo que significa una postulación mediática (es decir, aquellas que dejan de lado a personas que podrían aportar en el debate nacional para poner en su lugar el interés del partido por captar votos a cualquier precio). 

Utilizar a una figura mediática para conseguir votos no constituye un buen trato para múltiples actores: no lo es para la persona en cuestión, a la que se la expone al escrutinio público y a veces al escarnio. No lo es para el electorado, al que se le trata no como elector político sino como público de entretenimiento. Y no lo es para las demás personas de la lista parlamentaria, cuyas cualidades como potenciales congresistas se subyugan a la preferencia mediática. 

El Congreso que acaba será de triste recuerdo. Los casos de corrupción y de excesos de algunos parlamentarios lo han convertido en una de las instituciones más desprestigiadas del país. Por ello tenemos que hacer un esfuerzo en ser más estrictos en el proceso de selección de nuestros representantes en el Legislativo.

Las agrupaciones políticas deben dar el primer paso en este esfuerzo. La postulación de personajes mediáticos (solo por el hecho de ser famosos y nada más) no nos pone un paso adelante, sino uno atrás. 

Propuestas de este tipo revelan, simplemente, populismo y frivolidad. No necesitamos un Congreso que provenga de la farándula, sino uno que permita el debate de los graves problemas que tendremos que enfrentar como país.