Editorial: El hablador
Editorial: El hablador

Hace apenas cuatro días, en el balance que ensayamos por fin de año de los primeros cinco meses del gobierno de Peruanos por el Kambio (PPK), mencionamos en esta página “las permanentes torpezas declarativas del presidente” como uno de los principales problemas que esta administración enfrenta. Y en una entrevista concedida antes de ayer a una radio especializada en noticias deportivas, el mandatario acaba de darnos la razón.

En ella, el jefe de Estado improvisó acerca de una serie de asuntos que sonaron descabellados (como, por ejemplo, la posibilidad de extender la ‘muerte civil’ a los dirigentes deportivos, que no son funcionarios públicos) o poco meditados, pero desbarró sobre todo al responder a unas agitadas preguntas sobre las deudas de los clubes de fútbol profesional en el país.

Es importante recalcar que el periodista fue muy específico al referir su consulta a la situación “de los clubes de fútbol peruano que están en administraciones temporales con la ley especial”. Habló, en realidad, concretamente de la ‘U’ y de Alianza Lima. Y fue entonces con relación a ellos que el presidente dijo: “Lo que hemos hecho –con un decreto legislativo que se dio la semana pasada– es facilitar para que Indecopi pueda limpiar todo eso. La deuda se debe reducir porque, como está ahora, es impagabale. [Sobre] las deudas a la Sunat hemos sacado también un decreto legislativo que las reduce tremendamente”. Y añadió que el supuesto decreto reducía la deuda en “más del 50%”.

El anuncio, por supuesto, ganó de inmediato titulares y lanzó a los interesados a buscar la norma en cuestión… Pero nunca la encontraron. Y eso fue así por la sencilla razón de que no existe. Lo que existe es el Decreto Legislativo 1257, que establece un procedimiento de fraccionamiento –no de reducción– de las deudas tributarias así como la posibilidad de obtener la condonación de algunas multas e intereses; y que, además, detalla expresamente que sus beneficios no alcanzan a las deudas comprendidas en procedimientos concursales. Esto es, a aquellas que arrastran clubes como la ‘U’, Alianza Lima, Melgar, Cienciano o el Sport Boys.

Lo que declaró el mandatario, en otras palabras, fue un disparate completo. Y resulta difícil, en honor a la verdad, decidir si lo peor fue la alegre desinformación que ostentó sobre los actos del gobierno que preside o la vocación populista que su imaginaria norma revelaba. Pues reducirles porque sí las deudas a los clubes más populares del fútbol peruano no solo sería arbitrario, poco saludable económicamente e injusto con el resto de los contribuyentes, sino que tendría todo el sabor de ser un intento de congraciarse con sus cientos de miles de hinchas.

Horas más tarde, la Sunat divulgó una comunicación en la que, penosamente, trataba de disimular la pifia presidencial, afirmando que “tal como indicó el presidente Pedro Pablo Kuczynski, podrán someterse a este beneficio todos los clubes de fútbol que tengan deuda con Sunat siempre y cuando no estén sometidos a procedimientos concursales”. Es decir, todo lo contrario a lo expresado por el jefe de Estado.

Más allá de la materia específica en torno a la que ha girado este desbarre, sin embargo, lo realmente preocupante es el patrón de discursos sin eje ni tino político que el mandatario registra. Porque el dislate que ahora comentamos viene a sumarse a otros sobre la necesidad de ‘jalarse’ a congresistas de la bancada fujimorista, sobre las razones por las que el asesor Carlos Moreno tuvo que dejar su cargo, sobre el modo en que debería reformarse el Consejo Nacional de la Magistratura o sobre la validez de las primeras y las segundas vueltas electorales, por enumerar solo los ejemplos que vienen rápidamente a la memoria.

¿Es que acaso el presidente carece de asesores que lo aconsejen sobre la prudencia que debería observar al hablar en público? Eso, sinceramente, no parece posible. Pero el escenario que el descarte de esa hipótesis plantea es mucho más inquietante.