Editorial: Niño en pañales
Editorial: Niño en pañales

El objetivo de las inversiones no siempre es ganar más; también puede ser perder menos. Y muchas veces, este segundo tipo de inversión resulta bastante más rentable que el primero. Los recursos destinados a la prevención son una muestra de ello. Cada sol invertido en prevenir enfermedades, por ejemplo, ahorra más de tres soles en el promedio de gasto en tratamientos médicos.

Este es el caso, también, cuando se trata de la prevención de desastres naturales y, sobre todo, de aquellos como los que el trae consigo. Según el , cada sol destinado a labores de prevención para este evento recurrente evita S/.13 en pérdidas posteriores, que no son poca cosa ni deben subestimarse. El señala que el FEN de 1983 ocasionó daños por US$3.283 millones –equivalente al 11,6% del PBI de la época–, en tanto que el FEN de 1998 generó pérdidas por US$3.500 millones –aproximadamente 6,2% del producto bruto del momento–. En consecuencia, el PBI de 1983 se contrajo 10,4% y el de 1998 lo hizo en 0,4%.

En el contexto de desaceleración económica actual, buena parte del debate nacional se centra en la política pública que puede generar un punto más o un punto menos de crecimiento del PBI durante este y el próximo año. En ese sentido, y frente a las cifras expuestas, parece poco más que irresponsable soslayar los potenciales efectos que un FEN de la magnitud de los anteriores puede ocasionar. Después de todo, es bastante más barato contener el desborde de un río que reconstruir una carretera o un colegio. No está de más recordar que el FEN de 1998 destruyó 740 centros educativos y más de 350 puentes.

¿Qué tan probable es que el FEN vuelva a tomar fuerzas devastadoras en varias zonas del país? El último comunicado oficial, publicado el 21 de agosto, por el comité multisectorial encargado del Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño (Enfen), formado por la Autoridad Nacional del Agua, Senamhi, Indeci, entre otras instituciones relevantes, indica: “Es probable que El Niño costero se extienda hasta el verano sin descartar que presente una magnitud fuerte o extraordinaria”. Esta semana el Enfen emitiría un comunicado actualizado. Según la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA), existe 85% de probabilidades de que un FEN ‘fuerte’ se expanda hasta mediados del 2016.

¿Están respondiendo las autoridades nacionales en la dimensión que el potencial problema amerita? Según cifras del , la partida presupuestal anual para la Reducción de Vulnerabilidad y Atención de Emergencias por Desastres –que incluye no solo prevención para el FEN sino también para otros eventos de similar naturaleza– asciende a S/.1.435 millones. De este monto, hasta mediados de agosto tan solo se ha ejecutado a escala nacional el 40,4%, equivalente a S/.580 millones. El Gobierno Nacional, de hecho, ha ejecutado porcentualmente menos que los gobiernos locales (35,8% comparado con 47,2%, respectivamente).

Aún tomando en cuenta la generosa estimación del Minagri respecto de la rentabilidad de la inversión en prevención, el crecimiento de la economía en los últimos años, y los efectos que los anteriores FEN de gran potencia han tenido sobre el país, el monto invertido hasta la fecha alcanzaría apenas para contrarrestar un tercio del impacto negativo total.

Por supuesto, en la preparación ante fenómenos naturales, el impacto económico que pueden causar no es lo único ni lo más importante: durante el verano de 1998, perdieron la vida 374 personas a causa del FEN y más de 591.000 fueron damnificadas de una manera u otra. La reacción del gobierno, hasta el momento, no corresponde a la magnitud ni a la urgencia del problema que supone un fenómeno de El Niño que aún está en pañales, pero que parece crecerá con una fuerza tan destructora como previsible.