Editorial:Plegarias desatendidas
Editorial:Plegarias desatendidas
Redacción EC

Para este Diario ha sido motivo de gran satisfacción haber podido juntar en un debate – por primera vez en la campaña– a los 13 candidatos a la alcaldía metropolitana. Consideramos parte integral de nuestra misión el difundir las propuestas y perfiles de quienes se presentan a ser autoridades públicas a fin de ayudar a que la ciudadanía pueda hacer el voto más informado y, por lo tanto, lo más libre posible.  Por la misma razón, a lo largo de este proceso, hemos difundido en nuestra web videos con las propuestas de 180 candidatos distritales limeños; hemos organizado y publicado sesiones de preguntas y respuestas entre vecinos y candidatos; hemos presentado diagnósticos de los principales temas de la ciudad (seguridad ciudadana, transporte, contaminación y sostenibilidad, zonificación y desarrollo urbano, cultura, transparencia, corrupción y prevención de riesgo); y hemos organizado mesas redondas entre los técnicos de todos los partidos para abordar estos temas.  A esto se sumarán los suplementos especiales con información relevante para la elección en los distritos y en la provincia constitucional del Callao que publicaremos próximamente.

Menos satisfactorio que organizar el debate y demás actividades de difusión, sin embargo, ha sido constatar los problemas de transparencia que presentan todas las candidaturas principales al sillón municipal. Acá nos ocupamos solo de las dos favoritas por cuestiones de espacio.

Comencemos con el tema del financiamiento de sus campañas. Su origen es una incógnita que solo crece conforme se hace más evidente el tamaño del gasto en que están incurriendo. El ex alcalde Castañeda,  como toda explicación, ha dicho que detrás de él hay “una telaraña” de personas, y que prefiere no nombrarlas por temor a dejar afuera a alguien. La alcaldesa, por su parte, quien se supone es la adalid de la transparencia en la política, ha afirmado primero que se trata de “unos amigos”, y luego ha “especificado” un poco más, y ha dicho que se trata de amigos como “mi prima Susana”, Salomón Lerner y otros. Finalmente el día del debate respondió a una pregunta sobre el tema y dijo que presentaría a la ONPE la lista de sus financiadores “como lo manda la ley”, lo cual, lamentablemente, no es cierto (lo que la ley manda es presentar cada dos meses, desde el inicio oficial de la campaña). El tema, además, es preocupante por sus antecedentes: las cifras que el equipo de la alcaldesa presentó luego de la campaña de la revocatoria contenían números inverosímiles en lo que tocaba a los honorarios de su asesor Luis Favre.

Luego está el punto de la aparente corrupción, en un caso, y de la lavada de manos frente a ella, en el otro. Así, el ex alcalde no ha hecho nada que deje clara su ausencia de participación en el muy escandaloso asalto a las arcas municipales que constituyó el caso Comunicore.  Un asunto  revelado por “Perú 21” bajo la dirección de nuestro ex director Fritz du Bois y que, pese a la contundencia que muestra, no ha parecido pesar mucho para buena parte del electorado, que parece atraído por la supuesta gran eficiencia de Castañeda (la misma que es en realidad muy discutible, teniendo en cuenta la historia de los plazos y presupuestos doblados del Metropolitano y varias otras de sus principales obras). 

La señora Villarán, por su parte, salió del debate dando como toda respuesta al también poco púdico escándalo de conflictos de intereses y contratos cruzados en la Caja Metropolitana que “la caja es un ente autónomo”, cuando fue ella quien nombró a los funcionarios que la manejan, otorgándoles la representación de la municipalidad en el accionariado de la institución.  Por otro lado, no obstante el énfasis que pone en ser una supuesta renovadora de la política, la alcaldesa se ha presentado a esta elección en lo que es un evidente vientre de alquiler. Tan de alquilar, que, de hecho, había presentado antes para el mismo cargo a quién fue el (muchas veces tendencioso) archienemigo de la alcaldesa en su gestión. Más aun, el partido parecía ya haberse alquilado por US$150.000 a otro candidato para esta misma elección. Por si todo lo anterior fuese poco, pese al énfasis que le pone a la moralidad en su discurso, la señora Villarán no tuvo ningún reparo para aliarse con Alejandro Toledo pos-Ecoteva (y en meter en su lista a Pilar Freitas, una de las manzanas de la discordia de la famosa repartija contra la que marcharon varios de sus más conocidos seguidores), a fin de obtener de él la maquinaria partidaria de la que ella carecía. ¿Su respuesta sobre la situación de Toledo? “Pido a Dios que le dé la capacidad de responder”. 

Hace una semana nosotros tomamos inspiración de Villarán para pedirle a Dios por mejores opciones para la elección, pero nuestra oración ha corrido, hasta donde se puede ver, la misma suerte que la suya.