Los resultados de la última prueba PISA, realizada por la OCDE, fueron publicados el pasado martes. El Perú obtuvo promedios de 401, 400 y 404, en lectura, matemáticas y ciencias, respectivamente. (Foto referencial).
Los resultados de la última prueba PISA, realizada por la OCDE, fueron publicados el pasado martes. El Perú obtuvo promedios de 401, 400 y 404, en lectura, matemáticas y ciencias, respectivamente. (Foto referencial).
Editorial El Comercio

Según como se los mire, (PISA en inglés), revelados esta semana, dieron motivos de insatisfacción o de optimismo. Como se sabe, esta prueba, organizada por la OCDE, mide las competencias de escolares de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias. En esta última edición, el Perú ocupó la posición 64 entre 79 países y regiones evaluados.

Entre quienes quisieran ver el vaso medio lleno, se destaca que el Perú fue de los pocos países que . Además, la mayoría de naciones y regiones incluidas en la prueba tiene un nivel de desarrollo económico más alto que el Perú, por lo que la comparación se hace más difícil. Más allá de la posición relativa, importa que el avance del país sea sostenido y en la dirección correcta.

Entre quienes apuntan al vaso medio vacío, es inescapable el hecho de que el Perú aún ocupa las últimas posiciones, incluso a nivel de Latinoamérica. En la región, el país supera a Panamá (71) y República Dominicana (76), pero se encuentra rezagado respecto a Chile (43), Uruguay (48), Costa Rica (49), México (53), Brasil (57), Colombia (58) y Argentina (63). En el caso concreto de lectura, además, la mejora fue bastante débil.

Tampoco dejaron de llamar la atención las disparidades encontradas. Los resultados apuntan a que el Perú sería el país con los mayores niveles de segregación escolar –es decir, donde los estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos se relacionan menos–, lo que deriva en una mayor desigualdad.

Es difícil sobreestimar la importancia de los retos que PISA plantea. La capacidad productiva de los peruanos en las siguientes décadas dependerá, en buena cuenta, de su nivel educativo. El orden social, la ciudadanía y las instituciones futuras del país son también, de cierta manera, consecuencia de la preparación que se logre. Y, sin embargo, según estos últimos resultados analizados por la OCDE, más de la mitad de los estudiantes nacionales evaluados se ubican por debajo del nivel 2, el mínimo esperado por PISA para estar en condiciones de participar en una sociedad globalizada.

Ciertamente, PISA no mide todas las competencias que se requerirán en una economía cada vez más integrada y en línea. Habilidades como liderazgo, creatividad, empatía, resiliencia y capacidad de adaptación –hoy ya fundamentales– ganarán relevancia conforme avancen la automatización de procesos productivos y la capacidad de aprovechar sistemas de información digitales.

¿Cuánta atención se está prestando en el debate educativo nacional a la formación de estas competencias para el ciudadano del futuro? Avanzar en los rubros evaluados en PISA es una condición necesaria pero insuficiente para que el Perú logre integrarse exitosamente al tren tecnológico global que viene avanzando a marcha firme.

Las nuevas tecnologías, que permitirán conectar Jaén o Sicuani con Hong Kong o Berlín en una fracción de segundo para ofrecer servicios y trabajo, presentan una oportunidad de crecimiento y aprendizaje enorme para el Perú. Sin embargo, para aprovecharla, el país requiere de una población preparada para competir con el resto del mundo en igualdad de condiciones. Los logros y limitaciones de PISA deberían ser apenas el inicio de una conversación nacional para que el tren de desarrollo global, esta vez, no nos pase por encima.