Editorial: La tragedia de los Juegos Panamericanos
Editorial: La tragedia de los Juegos Panamericanos

El nuevo presidente de la Confiep, , no demoró ni una semana en el cargo antes de calentar la agenda de discusión política. Su propuesta para reasignar los recursos que se utilizarán en la organización de los hacia la atención a los por las lluvias y desbordes del norte del país generó en las tiendas políticas representadas en el Parlamento.

El congresista del Apra , por ejemplo, aseguró que es “muy frívolo” pensar en los Juegos Panamericanos en el contexto de necesidad y urgencia en Piura y zonas aledañas. Mientras su colega partidario se sumaba a las críticas del señor Velásquez Quesquén, el congresista de Peruanos por el Kambio afirmaba que el Estado tiene suficiente dinero para atender las zonas afectadas y avanzar en la organización del megaevento deportivo al mismo tiempo.

En efecto, el primer ministro, , y el ministro de Economía, , respondieron ante estos cuestionamientos que el gobierno dispone de recursos suficientes para afrontar ambos gastos y que una partida presupuestal no tiene mucho que ver con la otra. De hecho, el MEF informó que cuenta con una línea de créditos contingentes ante la ocurrencia de desastres que asciende a casi tres veces el valor total de la organización de los Juegos Panamericanos. Además, como en ocasiones anteriores, a la larga, la efectividad de las labores de reconstrucción después del desastre dependerá más de la calidad de ejecución del gasto que del volumen de la partida destinada a ese fin. Pisco es testigo de ello.

Sin embargo, que se puedan llevar a cabo ambas actividades sin dañar demasiado la caja fiscal no significa que las dos sean igualmente prioritarias y, más importante aun, que las dos deban llevarse a cabo. Como hemos mencionado en en esta página, el gobierno aún tiene pendiente hacer público el análisis de rentabilidad social que justifica un gasto de aproximadamente S/4.125 millones en los Juegos Panamericanos. Una tarea que, para ser sinceros, debieron realizar las administraciones de Alan García, cuando postuló a este encargo en el 2009, y de Ollanta Humala, cuando hizo lo propio en el 2013.

Más aun, si eventos deportivos anteriores pueden servir de referencia, el balance se presenta negativo y el futuro poco auspicioso. La principal herencia en infraestructura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro son elefantes blancos en deterioro. Algunos estudios (como el de Queen’s University de Canadá) que intentan estimar el valor neto de organizar los Juegos Olímpicos –incluso tomando en cuenta el beneficio de “imagen internacional”– arrojan un resultado neto negativo (-US$101 millones). Además, en promedio, las obras y la organización suelen exceder el presupuesto inicial en aproximadamente 160%. Tomando en cuenta que se tienen hasta hoy en la construcción de infraestructura para los Juegos en Lima, no será sorpresa que –en el apuro por llegar a tiempo a la fecha límite– se termine también por exceder largamente el presupuesto.

Aunque se trate de una carga heredada de anteriores gobiernos, el Ejecutivo nos debe una explicación sobre por qué continuar en la organización de los Juegos Panamericanos es más valioso que los otros usos que se podrían dar a ese dinero. Un costo de oportunidad equivalente a más de 1.700 comisarías, o la construcción de 400 colegios regulares, o 69 colegios de alto rendimiento, o el equipamiento de varios miles de postas médicas, entre tantos otros destinos alternativos urgentes que un país como el Perú tiene.

Es verdad que, como apuntó el , la palabra empeñada por el Perú tiene un valor real; pero la pregunta es si ese compromiso de verdad vale más de S/4.000 millones.