
El gobierno ha decidido retroceder en su propuesta de “franja informativa”, que no era otra cosa que un intento de obligar a los medios a difundir las acciones que llevasen a cabo en la lucha contra la delincuencia durante el Estado de emergencia. Apenas tres días después de haberla formulado, el titular de Justicia, Eduardo Arana, anunció el miércoles en conferencia que procedían a “suspenderla”, un término tan mal escogido que obligó a una repregunta de la prensa presente en la sala. “Lo que hemos dicho el día de hoy es que esa propuesta ya no existe y desde el Ministerio de Justicia ya no se va a trabajar ninguna propuesta en ese sentido”, añadió.
Las explicaciones que dio para justificar esta decisión, sin embargo, fueron tan lamentables como la propuesta en sí. “Se han recibido diversos comentarios anticipados que han generado una equivocada percepción sobre su verdadero propósito y que podrían poner en tela de juicio la plena vocación democrática del Ejecutivo”, afirmó. Como si quisiera decirnos que todo fue un malentendido, que la idea era inocua, pero que, pese a ello, pasaban a descartarla “en aras de nuestra vocación democrática”.
La verdad, no obstante, es que aquí no hubo ninguna malinterpretación. La propuesta del Ejecutivo significaba una intromisión, directa e inconstitucional, en la pauta de los medios. Tanto así que el lunes, en RPP, el viceministro de Justicia, Juan Alcántara, contó que incluso tenían pensado un horario (de 6 a 11 p.m.) y una cantidad de tiempo máximo (40 minutos) en los que funcionaría la mentada “franja”.
El ministro Arana, además, trató de hacernos creer que allí donde la Ley de Radio y Televisión menciona “colaboración” de los medios a las acciones del gobierno en caso de emergencias, en realidad dice “obligación”. Y que un Ejecutivo que en lo que va del 2025 ha fustigado al menos 14 veces a la prensa independiente, ahora, por haber retrocedido en este despropósito, ya es respetuosa de la libertad de expresión.
Si para algo sirve todo este episodio, en fin, es para recordarnos que la libertad de prensa tiene enemigos agazapados a la espera de cualquier excusa para atacarla. No solo en el Ejecutivo, sino también en el Congreso, donde tienen pendiente de ratificar una auténtica ‘ley mordaza’ y donde la propuesta del gobierno ha calado tan bien que representantes como Waldemar Cerrón ya amenazan con hacerla suya.
Esta vez han quedado al descubierto, pero no podemos bajar la guardia.