Gran polémica ha levantado la entrevista que el defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, le concedió a RPP el último jueves. Entre otras cosas, allí se le consultó por su opinión sobre la decisión tomada por la Corte Suprema a finales de octubre de declarar ilegal al partido Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (Antauro) y, por consiguiente, ordenar su disolución y el cierre de sus locales.
Ante la pregunta, Gutiérrez adelantó que la Defensoría del Pueblo publicará pronto un informe al respecto, y de manera bastante elocuente advirtió: “Lo que vamos a opinar como institución les gustará a unas personas, no les gustará [a otras], pero sí estoy convencido de algo: de que la objetividad es la que debe primar cuando uno ejercita la función y el análisis jurídico”. Consultado entonces por el sentido de ese informe, el exabogado de Vladimir Cerrón argumentó que la decisión del Poder Judicial les quita a las “decenas de miles” de personas inscritas en el partido la posibilidad de candidatear al cargo que quieran. Y añadió que esos militantes no se inscribieron “por el señor Antauro” –algo difícil de creer, dado el nombre que conforman las siglas del partido–, “sino por el ideario, por el programa, por lo que representa jurídica y públicamente ese partido”. “Entonces, ¿yo voy a condenar a ese señor a que no postule? ¿Sabes qué se llama eso? Abuso de derecho”, remató.
No podemos estar más en desacuerdo. Si vamos a hablar del “programa” de dicha organización o de lo que esta “representa”, es imposible ignorar que se trata de una plataforma que ha cobijado un discurso violento, xenófobo, autoritario y contrario a los derechos humanos, esos que justamente la Defensoría del Pueblo debería proteger. Antauro Humala, ya lo hemos dicho, ha anunciado públicamente que de llegar al poder fusilaría a expresidentes, no respetaría los tratados internacionales suscritos por el Perú, haría tabla rasa de la separación de poderes, expropiaría los medios de comunicación y un largo etcétera. Y ha ido proclamando esas y otras sandeces con la complicidad del partido que de manera desvergonzada le hacía honor en el nombre. ¿O acaso ignora el defensor del Pueblo que en dicha organización, además de Humala, estaban inscritos otros presos por el ‘andahuaylazo’ y personas que calificaban esta asonada que terminó con cuatro policías asesinados como “una gesta”?
Por supuesto que no. Pero, lamentablemente, dado el cargo que ocupa, intervenciones como esta no solo lo desprestigian a él, sino a toda la institución que encabeza.