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Presidente sin tregua
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La vacancia de la expresidenta , decíamos ayer en este espacio, fue motivada por el cálculo político de los partidos. Pero fue la crisis de inseguridad ciudadana lo que le prestó legitimidad. De hecho, transcurrieron poco más de 24 horas entre el salvaje ataque al grupo , en Chorrillos, y los 122 votos a favor de la vacancia. No es ninguna coincidencia.

Los ínfimos niveles de aprobación de Boluarte se explican, en parte, por su falta de capacidad para enfrentar el avance del sicariato, extorsiones y demás expresiones del crimen organizado. Comentarios poco felices –como la sugerencia de no contestar números de teléfono desconocidos para así evitar extorsiones– facilitaron la decisión de los parlamentarios.

asume ahora la jefatura del Estado en un momento sin treguas. El crimen organizado posiblemente aproveche estos momentos de crisis política para avanzar con menor resistencia. El presidente Jerí, al cierre de esta edición, no había nombrado Gabinete. Este es un vacío de poder que le cae bien a quienes están al margen de la ley.

Adicionalmente, el nuevo gobierno tampoco recibirá tregua alguna de la ciudadanía; aquí no hay luna de miel que valga. La población podría ser comprensiva con una administración que, en sus primeros meses, no ha logrado resolver asuntos vinculados a temas como salud, educación o infraestructura, pero posiblemente no tenga paciencia ni estómago para la continuidad de asesinatos y extorsiones que se ven a diario. Jerí deberá actuar rápido si quiere lograr algún nivel de aprobación popular aceptable, aunque, a juzgar solo por sus primeros días, esa por ahora no parece una cualidad suya.

El daño sobre la economía ya empieza a ser notorio. Diversas estimaciones apuntan que el costo de la inseguridad iría entre 2% y 3% del PBI anual. Se gasta en cupos y en seguridad, se pierden negocios, inversiones y empleo, y quien puede escapa hacia opciones quizá menos lucrativas, pero también menos peligrosas. El nuevo presidente toma el mando en lo que parece ser un punto de inflexión en un país en riesgo de terminar capturado y a merced de organizaciones criminales. Su tiempo es corto y su margen de error es casi nulo. Empezar por formar rápidamente un gobierno con esta preocupación como prioridad debería ser un primer paso bastante evidente.

Editorial de El Comercio

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