El día del combate de Iquique, 21 de mayo, pasó inadvertido. No debemos permitir la indiferencia porque necesitamos mantener vivas en nuestros corazones las lecciones de un pasado triste, pero glorioso. Hagamos que se agigante y se haga cada vez más inseparable del alma nacional este recuerdo. Un recuerdo que es una página más del libro que encierra la gloria de Grau y de la dotación del “Huáscar”. Levantémosle un templo iluminado por antorchas inextinguibles para depositar en él nuestras ofrendas de patriotismo.