(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Hace 100 años

Alejandro Teodoro Kerensky se convirtió en el árbitro de Rusia al momento de la caída del zar y se entretuvo pronunciando discursos, mientras los alemanes se apoderaban de Riga y sus paisanos, Lenin y Trotsky, vendían su patria. Pronunciando discursos lo sorprendió la revuelta de los maximalistas y cayó con alguna frase en los labios. Kerensky fugó de Rusia y ahora aparece entre Londres y París, y nuevamente pronuncia discursos que a nada llevan. Son palabras vanas que recogen los periódicos, mientras Rusia convulsiona y su futuro sigue siendo impredecible.

H.L.M.