La sagrada imagen del Señor de los Milagros viene recorriendo nuestra ciudad en hombros de numerosos devotos. La efigie, que salió el 18 del templo de Las Nazarenas, volvió ayer a dicho lugar después de visitar conventos y monasterios de la capital. Una multitud con los clásicos hábitos de lanilla morada sigue las andas del Crucificado. Las familias salen a los balcones que lucen arreglos especiales y desde donde se arrojan pétalos de flores. Como en años anteriores, los vendedores de los tradicionales turrones de Doña Pepa han hecho su agosto.
H.L.M.