Cuando atacamos no hay virtud, no hay cualidad de la cual nuestro adversario esté dotado. (Ilustración: Giovanni Tazza)
Cuando atacamos no hay virtud, no hay cualidad de la cual nuestro adversario esté dotado. (Ilustración: Giovanni Tazza)
Hace 100 años

En el Perú se ha perdido totalmente el sentido de las proporciones. Todo se exagera. Un grano de arena se convierte en montaña. No somos parcos, no somos justos ni en el elogio ni en la censura. Tenemos siempre la tendencia a salirnos de madre. Cuando atacamos no hay virtud, no hay cualidad de la cual nuestro adversario esté dotado y subimos tanto el diapasón de la diatriba y del encono que los más despreciables monstruos resultan menos repugnantes que nuestro enemigo. En cambio, si endiosamos, incluso a un mediocre, nadie nos gana en alabanzas.

H.L.M.