Hay una vasta región de Francia, de setenta kilómetros de ancho, desde el mar hasta los Vosgos, que fue “tierra de nadie”, durante los cuatro años que duró la guerra. Aquello no existe más; ni el árbol, ni la catedral, ni la granja, ni la ciudad, que estaban situados en esa faja de tierra donde constantemente se luchó a la ofensiva o a la defensiva. Es tierra devastada donde antaño floreció la rica región del nordeste francés. Todo será reconstruido y volverá a ser como antes, para ello sobran la voluntad y el esfuerzo.
H.L.M.