Después de haber azotado por mucho tiempo algunas de las principales ciudades de la costa, el bandolerismo se ha refugiado en las provincias apartadas de la sierra, donde por la escasez de la fuerza pública y por las dificultades con las que tropiezan las autoridades superiores para ejercer una rígida vigilancia, se le ofrece un amplio campo de acción. El problema es antiguo y recordamos que la policía rural no pudo acabar con los bandidos por falta de personal y buen armamento y caballos. El ejército los derrotó entonces y ahora puede hacerlo de nuevo. H.L.M.