Hacemos un llamado a las autoridades electorales para prohibir las malvadas encuestas a boca de urna. Lo que empezó como un instrumento para despejar la incertidumbre mientras se contaban los votos se ha convertido el día de hoy en una herramienta para destruir corazones y pisotear autoestimas.Ya lo habíamos visto con una finísima candidata en las elecciones municipales de octubre. El boca de urna la dio como ganadora y ella, como correspondía, se puso a celebrar con los suyos. Pasaron las horas –junto a las botellas de Maison Perrier-Jouët acompañadas por todo tipo de amuse-bouche– y cuando ya estaban empezando con la mesa de los dulces, llegó la amarga noticia: el boca de urna estaba equivocado, había ganado su contrincante. Como podrán imaginarse, nada estropea más la patisserie que una noticia de dicho calibre.No contento con ello, el domingo pasado el boca de urna cobró una nueva víctima, esta vez en la segunda vuelta para la presidencia regional de Arequipa. Las primeras proyecciones daban como ganador a un sonriente abogado, quien se dejó llevar por la alegre adrenalina del momento y decidió bañarse en la pileta de la Plaza de Armas de la blanca ciudad para celebrar. Horas después las proyecciones se corrigieron, y el candidato descubrió que lo único que había ganado era un resfriado.¿Hasta cuándo permitiremos que estas oprobiosas situaciones se sigan dando? Las autoridades electorales tienen la última palabra.