Esta palabra viene del latín terrēnus ‘de la tierra’, por ello, en español tiene el uso adjetivo de ‘perteneciente o relativo a la tierra’ y, como sustantivo, ‘porción de tierra’, ‘superficie terrestre no ocupada por el mar’, etc. (DRAE 2014). Parece ser un peruanismo exclusivo el uso de terreno por ‘lote destinado a la edificación’ (DiPerú, 2016). Véase un ejemplo en la pluma del escritor peruano Manuel Scorza en La tumba del relámpago: “Mi madre, que sufre de verme siempre en cárceles, vendió un terrenito y obtuvo tres mil soles”.