Vargas Llosa usa este verbo en El Paraíso en la otra esquina: “La joven exclaustrada no fue a refugiarse a su casa, por temor a su madre, sino donde unos tíos que la habían acariñado mucho de niña (Lima 2003, p. 266). Esta formación verbal sobre cariño no es corriente en Lima, pero sí en algunas regiones de la sierra peruana; acariñar tiene aquí y en otros países de América los sentidos de ‘mimar’ y ‘acariciar’. La forma sin prefijo cariñar ‘añorar’ se documenta en España.