"En el caso de la campaña electoral, la ‘infoxicación’ ha sido muy intensa en los últimos días gracias a la prohibición vigente para difundir encuestas electorales la última semana en medios públicos". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"En el caso de la campaña electoral, la ‘infoxicación’ ha sido muy intensa en los últimos días gracias a la prohibición vigente para difundir encuestas electorales la última semana en medios públicos". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Andrés Calderón

¿Y si el miente?

Joseph Burrows iba a morir. En 1992, fue sentenciado a pena de muerte por el asesinato de William Dulan, un granjero de 88 años. La sentencia se basó en los testimonios de Gayle Potter y Ralph Frye, quienes lo implicaron luego de lograr acuerdos de colaboración con la fiscalía (se les redujo la pena a 30 y 23 años de cárcel, respectivamente). Poco después, Frye reculó y confesó a un reportero que la policía lo había coercido para implicar a Burrows. También se halló una carta de Potter en la que pedía a unos amigos declarar falsamente que habían visto a Burrows conducir una camioneta desde el lugar del crimen. Potter reconoció su mentira y admitió ser la verdadera asesina. Burrows ganó un nuevo juicio y salió en libertad en 1994.

Hay muchos políticos, funcionarios, ex asesores y opinantes conmovedoramente nerviosos por el acuerdo de colaboración eficaz firmado entre el Ministerio Público y . Cuestionaban el acuerdo con una retahíla de mentiras o medias verdades sin siquiera preocuparse por estudiar en serio la figura de la colaboración eficaz (también llamada delación premiada, ‘leniency’ o ‘cooperation agreements’). Es quizá la principal herramienta con la que cuentan las autoridades en el mundo para combatir la corrupción y la criminalidad organizada.

Una cosa es la crítica interesada (y desvergonzada) y otra, sin embargo, la válida preocupación por la desconfianza que genera una empresa probadamente corrupta y tramposa. ¿Cómo nos aseguramos de que no nos está mintiendo? ¿No ocultará más delitos? ¿Y si acusa falsamente a gente inocente?

A partir de lo que se sabe públicamente por medios periodísticos y lo que hemos podido confirmar con algunas fuentes, la fiscalía parece haber hecho un gran trabajo para mitigar estos riesgos. Por ejemplo, ha dejado abierta la posibilidad de imputar nuevos delitos a Odebrecht (y conseguir una mayor reparación civil) en caso se descubran más fechorías que las ya reconocidas. Más importante aun, ha logrado la cooperación de la procuraduría brasileña. Si Odebrecht o sus funcionarios mienten, no solo pueden perder los beneficios obtenidos en el Perú (como seguir operando), sino también las inmunidades logradas a través de la delación premiada en Brasil.

He ahí el punto central. La mentira del colaborador tiene que ser muy costosa para él. De lo contrario, la colaboración puede convertirse en un búmeran y servir para exonerar al culpable y condenar al inocente, como el caso de Potter y Burrows.

Un estudio de Brandon Garrett (2011) revelaba que de 250 casos de condenas erróneas (exámenes de ADN exculpaban al imputado), el 21% de sentencias se logró a través de testimonios de colaboradores. Un experimento más reciente de Robertson y Winkelman (2017) mostraba que un 20% de sujetos estaban dispuestos a dar una declaración inculpatoria falsa a cambio de obtener beneficios de la fiscalía como testigos, y aproximadamente un 55% estaba dispuesto a hacerlo cuando enfrentaban el riesgo de ser condenados por el mismo caso en el que tenían que acusar falsamente a otra persona.

En los próximos meses, aparecerán nuevos colaboradores. Ya han surgido varios de dudosa credibilidad. Y no sería extraño que algunos de ellos traten de embarrar falsamente a otros a cambio de su libertad o la disposición libre de sus bienes. De ahí la importancia de la corroboración de sus testimonios, de que estos puedan ser contradichos por los imputados y del control judicial.

Los fiscales del tienen una gran labor por delante: encontrar la verdad y, también, detectar la mentira. La tarea para quienes tenemos un espacio en medios de comunicación consiste en la debida diligencia y una dosis de suspicacia.