La democracia y sus bemoles, por Mariella Balbi
La democracia y sus bemoles, por Mariella Balbi
Mariella Balbi

Según el “”, de la Real Academia, la ‘’ es: 1) Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos. 2) País que tiene esta forma de gobierno. 3) Doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes. 4) Forma de sociedad que practica la igualdad de derechos individuales, con independencia de etnias, sexos y credos religiosos.

Sabido es que esta práctica social nace en Atenas y ha evolucionado a través del tiempo. Aterrizando en nuestra maltrecha historia política constataremos que el Perú ha tenido muchos gobiernos militares, de facto, no elegidos por el pueblo sino impuestos por la fuerza. Es más, hay quienes gustan señalar que nuestro país vive ciclos de gobiernos democráticos y luego nos arruina el pastel un golpe de Estado que incluye una sui géneris variante inaugurada en 1992 por el gobierno de .

Según nuestra Constitución, el período gubernamental es de cinco años. Ni un segundo más o menos. Ese lapso de tiempo debe ser respetado absolutamente. El deseo de permanecer daña a lo que debe ser una democracia cabal. La picazón por perpetuarse en el poder desvía la atención del mandatario. Abandona lo que es beneficioso para el país y se concentra en su proyecto personal.

Cuando un mandatario es elegido por elecciones limpias, se debe a todos los peruanos, al que discrepa con él, al que lo apoya, al que vive ajeno a la vida política. El hígado no tiene lugar. Los regímenes se alejan de la democracia cuando se intenta cogobernar con alguien cuyo nombre nunca estuvo escrito en una boleta electoral.

Con distancias entre ambos gobiernos, el de Fujimori terminó apoyándose en exceso en Vladimiro Montesinos y vimos lo que resultó. El actual ha anunciado, por boca del presidente y su esposa, que estamos ante un gobierno familiar, de pareja. Cosa insólita en la historia de nuestro país. El principio es muy simple: si la pareja del gobernante injiere en el nombramiento, destitución y actuación de ministros y ministerios, no hay manera de fiscalizar ni designar responsabilidades. 

El demócrata gobierna o debe gobernar pensando en servir a su país, en que más gente tenga bienestar y en que haya igualdad de oportunidades. Si luego de un fracasado intento de permanecer en el poder, el gobernante se dedica con fervor y con los recursos de todos los peruanos a impedir que otros accedan a él, está masacrando la democracia.

Obstaculizar el futuro electoral de quienes el presidente tiene entre ojos es antidemocrático. Convierte al Perú en una guerra de insultos y diatribas que solo azuza la repulsa que el ciudadano ya tiene de la política. Es comprensible que el partido de gobierno quiera tener la mayor representación en el próximo Congreso y así poder defenderse de las acusaciones que inevitablemente vendrán. Pero descalificar al opositor, perseguirlo a través del servicio de inteligencia no es propio de una democracia, tampoco corresponde a las funciones presidenciales.

¿La no reelección municipal o regional es reformar?

Con razón, son muchos los agestados con la prohibición de reelegir a alcaldes y presidentes regionales. Mirando atrás, la medida fue precedida del grosero reglaje a políticos, el Caso Belaunde Lossio y sus implicancias. Los alcaldes y las regiones no expusieron su parecer. Y las investigaciones quedaron atrás.

En seis meses nuestra vida será otra

Ya estamos en período electoral, pero conforme se acerque la fecha ‘oficial’ la agresividad política de hoy será más aguda. La reforma electoral debe apuntar a que haya más transparencia en el lado monetario que tienen los comicios. Ejemplo, evitar que un partido reciba S/.11 millones que no pasaron por los bancos.