Poder desestabilizador, por Arturo Maldonado
Poder desestabilizador, por Arturo Maldonado
Arturo Maldonado

Hace unos días se publicó la edición 36 de la llamada Encuesta del Poder, que año a año encarga la revista “Semana económica” a Ipsos Perú. Esta edición trae los clásicos ránkings de los más poderosos en varios campos, tal como son percibidos desde ciertas élites. Ya se ha explicado que esta no es una encuesta de opinión. Por el contrario, es un sondeo entre líderes peruanos. Se puede decir que se trata de élites evaluando a élites. 

Según la ficha técnica, se mide la percepción de 176 funcionarios, autoridades electas, políticos, intelectuales, empresarios y periodistas. Las fechas del trabajo de campo son del 5 al 17 de agosto, de modo que la medición corresponde a las primeras semanas del nuevo gobierno. 

Dado que vivimos una coyuntura densa en acontecimientos (con el voto de confianza en el Congreso, la presentación del primer ministro ante el Legislativo para la delegación de facultades, la elección del defensor del Pueblo, entre otros), estos hechos pueden cambiar la percepción acerca del poder relativo de los actores políticos y sociales. 

La encuesta, como siempre, trae datos interesantes. Llama la atención el ránking de los personajes con mayor poder desestabilizador. Gregorio Santos aparece en la primera ubicación, seguido por Marco Arana, Keiko Fujimori y, en el cuarto lugar, Verónika Mendoza. Cabría pensar entonces qué significa ser un personaje desestabilizador para las élites consultadas para esta encuesta. 

Gregorio Santos tuvo una participación importante en la última elección. De no haber sido por el diseño de la valla electoral, el partido con el que participó, Democracia Directa (DD), habría obtenido representación congresal. A nivel nacional DD obtuvo 4% de los votos y en Cajamarca alcanzó 41%. Nada mal para un candidato que estaba encarcelado. El capital político de Santos despertó a raíz de su actuación frente al proyecto minero Conga. Es significativo que Roque Benavides se ubique entre los tres empresarios más poderosos. Poder versus poder. 

Es cierto que Santos tiene poder, pues ha logrado detener un proyecto de miles de millones de dólares. Pero, a su vez, este poder está acotado geográficamente. De hecho, en ediciones pasadas de esta encuesta, Santos ya aparecía como uno de los líderes regionales más poderosos. 

Pero para que Santos tenga una capacidad desestabilizadora nacional tiene mucho camino por andar. En ese sentido, pensando en un alcance nacional, Keiko Fujimori, ubicada en la tercera posición, tendría un poder desestabilizador aun mayor al tener una bancada que puede bloquear cualquier iniciativa legislativa del actual gobierno y hacer uso desmedido del control político. 

El tema es que en materia económica Keiko Fujimori y el actual gobierno no se distinguen mucho, más que por matices; mientras que el contraste con Santos y Arana es mucho mayor. Sin embargo, pese a su cercanía, el fujimorismo puede ser más desestabilizador políticamente, jugando estratégicamente de cara a próximas elecciones. 

Es claro entonces que las élites consultadas dan un peso mayor a la desestabilización económica que a la política. La amenaza peligrosa es la desestabilización del clima de inversiones y la desaceleración de la economía. Santos y Arana representarían estos obstáculos, pero existen otras maneras de desestabilizar al país. 

Un país donde el Ejecutivo y el Legislativo se den la espalda, donde las interpelaciones y el bloqueo legislativo en el Parlamento se convierten en un arma política, es igual de inestable que uno donde los conflictos sociales estallan y la economía se desacelera. Los lentes de las élites están más atentos a lo último que a lo primero. Incluso cuando, según la encuesta, Keiko Fujimori es la segunda persona más poderosa en el Perú mientras que Santos está en el puesto 21.