Mueren cuatro peruanos en accidente de tránsito en Ecuador
Mueren cuatro peruanos en accidente de tránsito en Ecuador
Iván Alonso

Dicen que es muy fácil mentir con estadísticas, y probablemente sea cierto; pero es más fácil mentir sin ellas. Las estadísticas, bien utilizadas, nos ayudan a entender la realidad. Iluminan aspectos que no podemos percibir a simple vista. Nos dan sentido de proporciones. Nos enseñan que hay diferencias entre cosas semejantes y semejanzas entre cosas diferentes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el año 2013 murieron en el Perú, en accidentes de tránsito, 14 personas por cada cien mil habitantes. Parecería casi tan seguro manejar aquí como en los Estados Unidos, donde murieron 11 personas por cada cien mil habitantes. La OMS puede calcular de esa manera porque está interesada en las causas de la mortalidad, no en los problemas del tránsito. Cuando uno rehace el cálculo usando una base de comparación que refleja mejor el uso del automóvil, el Perú resulta siete veces más peligroso, con 99 muertes por cada cien mil vehículos registrados, frente a 13 en los EE.UU.

Si miramos cómo ha evolucionado la seguridad vial en nuestro país, nos encontramos con un hecho alarmante: entre el 2005 y el 2015, el número de accidentes aumentó un 30%. Pero en ese mismo lapso el número de vehículos registrados creció en más de 100%. El riesgo de subirse a un carro, mototaxi u ómnibus y sufrir un accidente se ha reducido a la mitad. Sería interesante saber, si tuviéramos los datos, qué ha pasado con el número de accidentes en proporción a la cantidad de kilómetros recorridos. Probablemente haya disminuido también.

La tendencia decreciente en la tasa de accidentes viene desde antes de la norma que redujo el límite de alcohol en la sangre a 0.5 gramos por litro, y ha continuado después. No parece que esa norma haya sido un factor determinante. Será, en todo caso, uno entre varios factores que han contribuido a la seguridad vial.

No solamente hay cada vez menos accidentes, proporcionalmente hablando, sino que los que hay ahora son menos letales. Hace diez años, por cada 100 accidentes automovilísticos, había más de 4 muertos; del 2012 en adelante, son solamente 3. En términos absolutos, las fatalidades han bajado de 3,500 al año a menos de 3,000. Aunque el número de heridos no ha disminuido, ni en términos absolutos ni en relación con el número de accidentes, es evidente que ha habido una mejora en lo que a daños personales se refiere.

La creencia generalizada de que el exceso de velocidad es la principal causa de muertes en las pistas no necesariamente encuentra apoyo en las estadísticas. La Policía Nacional del Perú atribuye un 30% de los accidentes de tránsito, a nivel nacional, al exceso de velocidad, más que a cualquier otra causa. Pero el número de víctimas por accidente, departamento por departamento, no guarda una relación directa con el exceso de velocidad. En el 2013, Huánuco y La Libertad tenían los mayores porcentajes de accidentes por exceso de velocidad; sin embargo, en muertos y heridos por accidente estaban ambos por debajo del respectivo promedio nacional. Quién sabe la gente corra más allí donde la experiencia indica que es menos probable chocarse o atropellar a un peatón.

Resumiendo, no somos los peruanos tan irresponsables como creemos. Valoramos la seguridad vial; sólo que tiene un costo. Pero, a medida que crece nuestro ingreso, estamos más dispuestos a pagarlo.