"Según el internacionalista venezolano, esta renuncia al liderazgo mundial tendría su origen en una fragmentación política interna y en la dificultad para tomar decisiones que refuercen su hegemonía, tales como fortalecer al Banco Mundial y al FMI". (Foto: AFP)
"Según el internacionalista venezolano, esta renuncia al liderazgo mundial tendría su origen en una fragmentación política interna y en la dificultad para tomar decisiones que refuercen su hegemonía, tales como fortalecer al Banco Mundial y al FMI". (Foto: AFP)
Enzo Defilippi

Desde que asumió la presidencia de Estados Unidos, la política exterior de ese país pareciera tener como objetivo reducir su influencia en la política internacional alienando países amigos.

El capítulo más reciente de esta triste saga se habría producido la semana pasada durante las cumbres de líderes de la OTAN y del G-7, en las que Trump se abstuvo de respaldar la defensa colectiva de los miembros de la OTAN, se rehusó a sumarse a los esfuerzos globales para combatir el cambio climático, criticó la política europea de asilo y refugio, y dijo que los alemanes eran “muy malos” por mantener un superávit comercial con Estados Unidos.

“Los tiempos en los que podíamos depender completamente de otros hasta cierto punto han terminado. Es mi experiencia de estos últimos días”, dijo Angela Merkel tras estos encuentros. Una declaración que anuncia el advenimiento de una Europa mucho menos influenciada por las decisiones de Washington.

Esta actitud del presidente Trump es, sin embargo, consistente con la decisión de retirar a su país del TPP, el tratado comercial que fuera propuesto por su antecesor como una herramienta para contrarrestar la influencia china fomentando la integración entre Estados Unidos y sus aliados del Asia-Pacífico.

Esta decisión fue inmediatamente aprovechada por China para proponer a los restantes miembros del TPP un acuerdo comercial que excluye a Estados Unidos. Pero no solo eso. El 15 de mayo pasado lanzó, ante 29 jefes de Estado, la iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, un enorme proyecto de construcción de infraestructura y vías de comunicación que unirá China con Asia Central, Medio Oriente, África, y Europa. Se trata de una iniciativa que involucra a 64 países donde habita el 60% de la población y se genera el 40% del PBI mundial. Para promoverla, el Gobierno Chino ha creado un fondo de US$30 mil millones, a los que se sumará parte de los US$80 mil millones con los que cuenta el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, una institución financiera internacional también promovida por este país. Algunos analistas han tildado esta iniciativa como el Plan Marshall chino, el cual aumentará la influencia de Beijing en esta zona a expensas de la de Washington.

Moisés Naím señala que el comercio no es el único ámbito en el que Estados Unidos está perdiendo liderazgo. La lucha contra el calentamiento global y la proliferación nuclear, la ayuda al control de pandemias globales, la intervención para contener las crisis financieras y la regulación de Internet son otras áreas en las cuales la importancia de este país también se ha reducido.

Según el internacionalista venezolano, esta renuncia al liderazgo mundial tendría su origen en una fragmentación política interna y en la dificultad para tomar decisiones que refuercen su hegemonía, tales como fortalecer al Banco Mundial y al FMI. La elección de Donald Trump no sería más que la nueva etapa de un largo y complejo proceso de cesión de poder.

¿Qué país se convertirá en la nueva primera potencia mundial? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que, en pocos años, Estados Unidos será el único país en la historia que habrá renunciado voluntariamente a ese título.