(Foto: Archivo El Comercio)
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Andrés Calderón

“¿A qué hora exponen sobre institucionalidad y responsabilidad fiscal en la presidenta de la Comisión de Presupuesto, Karina Beteta, y los voceros de la principal fuerza del Congreso, Daniel Salaverry y Héctor Becerril?” fue la inocente pregunta que hice en Twitter el último jueves, segundo día de la Conferencia Anual de Ejecutivos.

Pero dejemos la inocencia a un lado. Si tomamos en cuenta su comportamiento en el Congreso, frente a cámaras de televisión o en Twitter (sobre todo, en Twitter), ¿quién apostaría por que cualquiera de los mencionados realice una exposición decente en CADE… o en cualquier auditorio para tal caso? Si son honestos, ninguno de los asistentes de CADE tomaría tal apuesta. Mucho menos, los organizadores. Y eso se refleja en el programa. Sí estaba Úrsula Letona, la omnipresente presidenta de la Comisión de Constitución y, según me cuentan desde el interior de la organización, se contactó también a , pero esta declinó de participar. Y paramos de contar.

Paradójicamente, el tema central de la conferencia de este año giraba en torno a la relación entre política y economía: “Un solo Perú, no más cuerdas separadas”. Muchos economistas asistieron. ¿Políticos? Pocos, y principalmente del gobierno.

Me parece especialmente importante que PPK haya asistido a esta edición de CADE para que compruebe en los rostros de los más importantes empresarios del país la decepción. Que coteje in situ que su aprobación entre su público más amable se desplomó de 89% a 37% en solo un año (a nivel nacional está peor, en 27%), y a partir de ahí enmiende el camino.

Y creo que está bien reprochar al Ejecutivo por su mal manejo político y que el BCR le cuelgue la ropa en el tendedero al MEF porque “ha perdido peso” para parar los desastres fiscales del Congreso… pero luego me pregunto si debemos acostumbrarnos a eso, a un MEF de niñera que debe vigilar los desbarajustes de congresistas que actúan como niños pataletudos porque no son gobierno.

Ahí es cuando se nota la verdadera ausente de CADE: Keiko Fujimori. Alguien que dé la cara por Fuerza Popular y constate que aproximadamente el 90% de los ejecutivos, altos representantes del sector público y la academia ahí presentes desaprueban el desempeño de su Congreso. Que les reclamen, cara a cara, por lo que están haciendo con la economía, con su país.

La economía no funciona bien sin instituciones. Ya quedó claro, ¿no? Y, ¿no está ahorita la autonomía del Ministerio Público en peligro por una vendetta política? ¿Qué hay de los ataques a la prensa independiente? ¿No se han puesto en riesgo dos procesos germinalmente exitosos en seguridad ciudadana y educación con absurdas interpelaciones y censuras? ¿La caja fiscal y la inversión pública futura no están en riesgo por agujeros de corte populista o mercantilista (llámese convertir a los CAS de Essalud en planilla, pensiones para militares o exoneraciones para transporte aéreo)? ¿La reforma laboral no está estancada por falta de acuerdo político? ¿O es que acaso los cadeístas esperan que se apruebe una ley con nombre propio que les toque el bolsillo para recién tener una epifanía y airear su indignación vía Facebook? ¿Recién ahí?

Coincido con el lema de CADE. No más cuerdas separadas. Y eso supone también que la economía le exija cuentas a la política por sus actos. A toda la política.