(Foto: Alonso Chero/El Comercio).
(Foto: Alonso Chero/El Comercio).
Andrés Calderón

Acaban de concluir los primeros 12 meses de los actuales gobierno y Congreso. Y la lideresa de oposición ha tenido un buen inicio de año en su relación con los medios de comunicación.

El último viernes saludó el mensaje presidencial de y algunas de sus propuestas, sin dejar de advertir que hubo muchas ausencias (¡y claro que las hubo!). “Vamos a dejar esos espacios de crítica y esperamos que este segundo año veamos a un presidente con más firmeza y que recupere el terreno perdido”, comentó.

No hubo mensaje a la nación paralelo, como el pasado 28 de julio. La crítica de Keiko fue mesurada, a diferencia del tenor de los últimos 12 meses. El solo hecho de que haya declarado a la prensa y no se haya pronunciado apenas a través de redes sociales es alentador.

Ojalá interactúe más con la prensa, participe más activamente del debate público con críticas y propuestas y, en especial, ojalá que su partido político recuerde la importancia de una prensa independiente en una sociedad democrática, dejando atrás las muestras de desdén y menosprecio que exhibió el último año.

Vale la pena recordar algunas frases célebres para demostrar el punto anterior. “La reacción de algún sector de los medios de comunicación […] no se veía desde la época [en] que Montesinos manejaba los medios de comunicación”, fustigó el ex vocero de , para desconcierto de todos, en medio de la censura al entonces ministro Jaime Saavedra. “Sicariato periodístico” y “100 columnas de infamia” conformaron el ataque proveniente de la congresista , cuando se cuestionó su proyecto de ley para controlar la propiedad de los medios de comunicación; mientras que la parlamentaria renegaba ante las críticas a dicha propuesta, pues para ella el debate de esos asuntos de relevancia pública debía darse solo en el Congreso “y no a través de editoriales”.

Pero vayamos también a lo objetivo. Como parte de un observatorio legislativo sobre libertad de expresión en América Latina en el que me encuentro trabajando con la Universidad de Palermo (Argentina), revisé los últimos cinco años de producción legislativa del Congreso. El resultado es contundente. Este Congreso es, de lejos, el que más proyectos de ley ha presentado que imponen más cargas, restricciones o controles a la libertad de prensa y a los medios de comunicación social. En el período 2012-2013 se presentaron dos iniciativas de este tipo, tres en el período 2013-2014, cuatro en el lapso 2014-2015, tres en la etapa 2015-2016, y ¡11 en el período 2016-2017! De estos 11, ocho corresponden a Fuerza Popular y tres a Acción Popular (a Yonhy Lescano, por supuesto).

Destacan (negativamente) las dos versiones del proyecto de ley de Úrsula Letona y Alejandra Aramayo para controlar quiénes pueden ser propietarios o participar en la dirección de los medios de comunicación y quiénes no, así como crear una veeduría ciudadana a cargo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. También la iniciativa de José Marvin Palma que abre la puerta a una peligrosa sujeción estatal de los medios de comunicación social al obligarlos a un gaseoso “fomento de la cultura” a través de una “relación directa” con el Ministerio de Cultura. Y el proyecto de para crear, en la práctica, un nuevo impuesto a los diarios y revistas para financiar un seguro social del canillita.

Fuerza Popular “está teniendo un comportamiento similar al que han tenido gobiernos como el venezolano y el ecuatoriano”, sentenciaba la profesora colombiana , ex relatora para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en una entrevista de mayo de este año. Razón no le faltaba, entonces. Esperemos que la sensatez y la razón no le falten a Fuerza Popular este año.