Un decreto de urgencia ha liberalizado el uso de la compensación por tiempo de servicios (CTS) de aquí al 31 de diciembre. En ese lapso, cualquier persona podrá retirar la diferencia entre el saldo de su cuenta CTS y el equivalente a cuatro meses de sus ingresos. La medida es parte del segundo paquete del Gobierno para reactivar la economía. A nuestro entender, no logrará su objetivo.
Hay en el sistema bancario 3,6 millones de cuentas CTS, con un promedio de 4.500 soles cada una. Si todo el mundo ganara el sueldo mínimo, los cuatro meses de ingresos serían iguales a 3.000 soles. Quiere decir que de cada cuenta se podría retirar 1.500 soles, lo que hace un total de 5.400 millones. Como no todo el mundo gana el sueldo mínimo, lo que en realidad se podrá retirar es menos que eso. El ministro Castilla calcula que serán 3.000 millones de soles, un cálculo que parece de lo más razonable. Esos recursos se inyectarán a la corriente de gasto y supuestamente producirán la reactivación.
Pero la contabilidad se hace completa. Por cada sol que se inyecta a la corriente de gastos hay otro sol que se eyecta. Si la gente fuera mañana a retirar toda la CTS que se ha vuelto de libre disponibilidad, el lunes los bancos tendrían 3.000 millones de soles menos para prestar. Mientras la gente aumenta sus gastos de consumo, las empresas se verán obligadas a reducir sus gastos de inversión porque no tendrán cómo financiarlos.
Los economistas han ideado un artificio para escapar de las leyes de la aritmética: el efecto multiplicador, que le dicen. Cuando usted gasta los 300 soles que acaba de sacar de su CTS, hay otra persona que recibe esos mismos 300 soles como ingreso. Digamos que guarda 100 y gasta los otros 200. Estos 200, a su vez, se convierten en ingresos de una tercera persona, que, manteniendo la misma proporción, guarda 67 y gasta 133. Y así sucesivamente, con el resultado matemáticamente demostrable de que los 300 soles que usted retiró se multiplicaron por tres. Gracias a este efecto multiplicador, el gasto total de los consumidores aumenta en 900, mientras que del banco solamente salieron 300. Parece magia.
Ahora volvamos a la realidad. Siguiendo la misma lógica, consideremos el efecto inverso que se va a producir cuando la empresa a la que el banco ya no le puede prestar por falta de fondos reduzca su inversión. Si tiene que cancelar un proyecto en el que pensaba invertir 300 soles, alguno de sus proveedores recibirá 300 soles menos de ingresos. De esos ingresos, los 100 que ese proveedor iba a ahorrar, ya no los ahorra; y los 200 que iba a gastar, ya no los gasta. Un proveedor de ese proveedor recibe, entonces, 200 soles menos de ingresos y reduce sus gastos en 133. Y así sucesivamente. El efecto multiplicador que magnificó el gasto de los consumidores se aplica también al gasto de inversión que dejan de hacer las empresas.
Seguramente el ministro podrá desmentirnos cuando, de aquí a unos meses, las estadísticas muestren que las ventas de automóviles y electrodomésticos subieron gracias a la libre disponibilidad de la CTS. Lo que las estadísticas no mostrarán es cuántos insumos dejaron de comprar las empresas o cuánto personal dejaron de contratar por falta de crédito. La liberalización de la CTS puede ser positiva por distintas razones, pero la reactivación económica no es una de ellas.