"No sorprende la actitud de Fuerza Popular, que es similar a la del año pasado".
"No sorprende la actitud de Fuerza Popular, que es similar a la del año pasado".
Andrés Calderón

Si que el desorden del equipo oficialista se originaba en un desorientado PPK que, para ilustrarlo con jugadores de una misma época, debía ser Pirlo, pero se creía Totti y definía como Gattuso; de la escuadra de Keiko podemos decir que es consistente. Consistentemente machetera y candidata al premio anti fair play. Basta ver su desempeño en la penosa sesión de interpelación a la ministra Martens.

Pasemos revista a sus más locuaces voceros. Daniel Salaverry lleva la cinta de capitán este período parlamentario y, en su defecto, se la deja a Héctor Becerril.

Conocido por sus declaraciones histriónicas más que por su profundidad (o coherencia) argumentativa, el portavoz del fujimorismo aportó un conjunto de ideas en temas trascendentales como las reformas laboral y electoral en una reciente entrevista publicada en este Diario. El conjunto, lamentablemente, estaba vacío.

Para Salaverry, las medidas de formalización laboral propuestas por el Ejecutivo eran insuficientes. Pero cuando se le inquirió, por ejemplo, por la idea de cambiar la regla actual que bloquea el despido de trabajadores –debido a la insólita jurisprudencia del Tribunal Constitucional que ordena la reposición en caso de despido arbitrario, y no solo la indemnización al trabajador licenciado–, el parlamentario fujimorista se mostró igual de inflexible que la regulación peruana (una de las diez más rígidas del mundo). “Fuerza Popular no va a promover despidos masivos si es que ese es el fondo de la pregunta...”, afirmó demagógicamente, ignorando que la flexibilidad en el despido favorece también la contratación de nuevos trabajadores y el dinamismo del mercado laboral, y a contrapié de lo que había declarado unos días antes su colega de bancada, Úrsula Letona.

A renglón seguido, Salaverry propuso incentivar la contratación laboral a través de “beneficios tributarios, participación del Estado con beneficios en salud, capacitaciones”, es decir, esencialmente la misma receta ensayada por el Ejecutivo que anteriormente había calificado como insuficiente –y que, ciertamente, lo es–.

Pasemos a la reforma electoral. “Mi opinión es que se puede mantener el voto preferencial”, señaló en relación con uno de los temas más álgidos de la reforma, pues –a su juicio– sin el voto preferencial “podríamos estar empoderando a una cúpula que finalmente decide quién entra al Congreso y quién no […]. No todos los partidos llevan a cabo un proceso de elección interna”.

Contradictoriamente, sin embargo, se opuso a la participación de los organismos electorales como la ONPE en los procesos de democracia interna de las agrupaciones políticas. “Eso sería aceptar que ya está todo perdido, que los partidos políticos no pueden llevar a cabo ni un proceso de elección interno…”, afirmó ante la nueva interrogante del entrevistador, para terminar de invalidar su primera respuesta con la segunda.

¿Qué podemos decir del vocero alterno, Héctor Becerril, que no se haya dicho ya? No se le conoce ninguna propuesta trascendental, y sus continuos ataques a todo lo que se mueva (Ejecutivo, Poder Judicial, Ministerio Público, prensa, cualquiera puede ser ‘corrupto’ o ‘terruco’ dependiendo del humor del día) no aporta lo que Fuerza Popular necesita: ideas. (Bien) Hechas las sumas y restas, digamos que las matemáticas no ayudan mucho a Becerril.

En fin, no sorprende la actitud de Fuerza Popular, que es similar a la del año pasado. Lo que sorprende es que no se dé cuenta de que la gente ya sabe que puede “destruir el juego”, lo que falta es ver si puede construirlo. Pero si la estrategia es confiada a Pepe, De Jong y al ‘Puma’ Carranza, no se puede esperar mucho ‘jogo bonito’.