Poder en la sombra, por Arturo Maldonado
Poder en la sombra, por Arturo Maldonado
Arturo Maldonado

La elección de directores para el Banco Central de Reserva (BCR) ha traído cola. La bancada mayoritaria presentó a sus tres candidatos y los eligió en un proceso ‘fast track’. Antes se presentó una cuestión previa para razonablemente postergar esta votación, la que fue apoyada por Peruanos por el Kambio, el Frente Amplio, Alianza para el Progreso y Acción Popular. Sin embargo, Fuerza Popular, ayudado por los apristas, no aprobó esta moción.

De los tres candidatos escogidos, dos han desatado la polémica: José Chlimper y Rafael Rey. En su elección, los fujimoristas, otra vez, tuvieron como aliados a los apristas en bloque. En el caso de Chlimper, se cuestiona su integridad moral luego del escándalo de los audios adulterados. Como atenuante se menciona el hecho de que ya ha sido director en años anteriores.

En el caso de Rey, se cuestiona su capacidad técnica. Él mismo ha reconocido que tiene que estudiar. Lo cierto es que este directorio es un colegiado de siete miembros, lo que da poco margen para el error. 

Los argumentos de defensa para la imposición del fujimorismo es que el peso de su número en el Congreso se lo dieron los votos. Sin embargo, esto no es tan cierto. Fuerza Popular obtuvo cerca del 20% del total de votos al Congreso. Debido al ausentismo, los votos nulos y la fórmula electoral, ese porcentaje se transformó en más del 50% de escaños.

Más allá de los argumentos a favor y en contra, lo que se extraña es una explicación democrática por parte de quienes han impuesto a estos personajes en el BCR.
Por ejemplo, Alan García, como líder del Partido Aprista, podría explicar a la ciudadanía cuáles son las razones para plegarse unánimemente a la bancada fujimorista (pues no es la primera vez) y cuál es la defensa aprista sobre la idoneidad de estas personas en el directorio de un ente técnico. 

Sin embargo, por el peso de ser la bancada mayoritaria, Keiko Fujimori, como lideresa del fujimorismo, es la que debería salir a defender a sus candidatos al BCR. Luego de perder la elección, la lideresa fujimorista ha desaparecido del ámbito público y son los voceros parlamentarios naranjas los que salen a argumentar a favor de sus medidas y en contra de las de otros. Esto no está mal, pero en decisiones tan importantes como la elección de funcionarios para un período de cinco años, Fujimori debería salir a dar la cara. No solo eso, como responsable de más de la mitad del Congreso, debería rendir cuentas de qué ha hecho su bancada en estos meses, qué legislación ha promovido y cuáles son sus metas políticas en el corto y mediano plazo.

Hasta el momento, las acciones de Keiko Fujimori se han dado en la sombra, como un poder tras bambalinas. Ella es claramente la que mueve los hilos de su bancada (y como lideresa indiscutible de su partido es lo que le corresponde). Pero así como tiene privilegios, también tiene deberes, y uno de ellos sería rendir cuentas de las acciones de su bancada, así la ley no lo exija.

En el gobierno de Alberto Fujimori existió un poder en la sombra, el de Vladimiro Montesinos, y eso nos enseñó que un poder sin rendición de cuentas tiende primero a la imposición, luego al abuso y finalmente al rompimiento de las instituciones. Fuerza Popular, al mando de Keiko Fujimori y con ayuda de los apristas, tiene el manejo absoluto del Congreso. La elección de estos directores ha sido una señal de imposición. No vaya a ser que en próximas decisiones importantes, como la elección de los miembros del Tribunal Constitucional, se dé paso al abuso.