Adiós al Gran Consenso, por Marco Sifuentes
Adiós al Gran Consenso, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

En la madrugada de ayer, a eso de las 2:20 a.m., un juzgado terminó de leer la sentencia a los culpables de la matanza de Accomarca. Se trata de uno de los actos más crueles de nuestra historia. Solo imaginen que se llama la matanza de El Olivar o la de Larcomar y piensen: allí, una patrulla del ejército desató la violación masiva de 27 mujeres (entre ellas, tres embarazadas) y luego procedió a matarlas, junto al resto de vecinos del lugar: 30 niños y 12 hombres. 

Hasta aquí, lamentablemente, nada nuevo. Nuestra historia es así. 

Sin embargo, el miércoles, en las horas previas a la sentencia, pasó algo que tampoco es nuevo pero que antes de las redes sociales no se manifestaba con toda su crudeza. Había gente no solo apoyando a los carniceros de Accomarca, sino burlándose de lo que tenían que pasar los deudos en el último tramo de su agónica búsqueda de justicia. Lo peor es que era gente que se llenaba la boca hablando del honor del Ejército y cosas así, cuando, francamente, resulta inverosímil imaginarse a Bolognesi violando a alguien o asesinando niños. 

No. Lo peor es otra cosa. Lo que esa gente defiende, con una crueldad que escapa a toda comprensión, es el Gran Consenso Conservador™ (GCC). Este es el marco ideológico en el que hemos crecido todos los peruanos, especialmente los que creen que no tienen preferencia política. Creen que no la tienen porque sus ideas son lo “normal” en el Perú. Si todos pensamos igual, eso quiere decir, entonces, que el ideologizado es aquel que piensa diferente (el caviarismo, el lobby gay, la ideología de género).

Pero este Gran Consenso ha empezado a agrietarse súbitamente. Esa ha sido la consecuencia más inesperada de la chiripa con la que PPK llegó a Palacio. Alrededor suyo se ha formado, como nunca, un gobierno de derecha liberal. La presencia de Marisol Pérez Tello en El Ojo que Llora y el respaldo del presidente a las ministras respondonas son algunas muestras de que hay gente en Palacio que ha entendido que el progreso de un país no solo se consigue con cifras macroeconómicas.

Alguien en el oficialismo ha entendido que hay (habemos) muchos peruanos fuera del GCC y han decidido que esa sea su forma de capitalizarse políticamente. Hasta el momento, vistas las encuestas, les funciona.

Su nueva jugada: retomar el proyecto de Unión Civil. Así como toda mención a Venezuela o Estados Unidos deja en offside al Frente Amplio y lo estigmatiza, lo mismo podría pasar con la Unión Civil y el fujimorismo post-evangélicos. En un escenario así, el fujimorismo queda acorralado mientras que todos los resultados para el ppkausismo son favorables políticamente. Podríamos estar ante el inicio de una derecha liberal políticamente viable como proyecto. Allí sí: adiós al Gran Consenso.