(Ilustración: Víctor Aguilar)
(Ilustración: Víctor Aguilar)
Rolando Arellano C.

Se habla mucho de lo mal que nos va en la política y de lo relativamente mejor que va la economía. Hoy los datos preliminares del nos dan un tercer elemento por analizar, el de la demografía, donde se forma un rombo de edades que trae oportunidades de mejora para todos. Veamos.

El elemento más resaltante de este censo es que la población peruana crecemás despacio que antes, a una tasa de 1% anual frente al 3% del siglo pasado. Eso es una buena noticia porque la riqueza que se crea se distribuye entre menos personas. Si el PBI crece 4% y la población solo 1%, hay 3 puntos porcentuales de mejoría anual para todos.

Con este crecimiento, se transforma la estructura de edades, pues si antes casi la mitad de peruanos eran menores de 20 años, hoy estos son solo una tercera parte. En otras palabras, si antes cada peruano mayor de edad debía trabajar para mantener a un menor, hoy debe mantener solo a media persona.

Paralelamente, el tener familias con menos hijos tiene al menos dos grandes ventajas. La primera es que permite a más mujeres estudiar, trabajar y tener un desarrollo personal distinto al de ama de casa predominante en un estilo de vida conservador. La segunda, que una familia con cuatro hijos y con un único ingreso tiene mucho menos bienestar que otra con dos hijos y el aporte económico de papá y mamá. Hijos y padres mejor alimentados, mejor vestidos y con más posibilidades de mayor educación.

¿Pero no aumenta la cantidad de adultos mayores, que no trabajan? Aumentan las personas de 65 años a más, pero no en una cantidad preocupante aún, pues son solo algo más de 5% de la población y su nivel de dependencia es menor, pues la salud ha aumentado mucho también en el tiempo. Más aún, las estadísticas demográficas nos dicen que tenemos unos 15 años más de “bono demográfico”, donde disminuirán los menores y no crecerán tanto las canas; y luego podríamos tomar previsiones para cambiar la tendencia.

En fin, si el Perú fuera hoy una persona, sería un hombre o mujer de entre 20 y 30 años, que es el momento de mayor fuerza productiva de los individuos, y tendría que mantener a dos hijos con un esfuerzo compartido con su cónyuge. Y solamente por estas variaciones demográficas, sin tomar en cuenta el incremento del PBI per cápita o aspectos económicos adicionales, este país maduro tendría mucho mejor calidad de vida que la que tuvieron sus padres.

Resulta interesante ver que con la demografía ocurre algo similar a lo que vimos en la economía. Si fuimos una pirámide con muchos pobres y hoy somos un rombo de clases medias, también hemos pasado de ser una pirámide de niños a ser un rombo de edades maduras. En ambos casos esa forma reparte mejor el esfuerzo y el bienestar, y nos prepara para el 2021.