Consejos de última hora, por Patricia del Río
Consejos de última hora, por Patricia del Río
Patricia del Río

Entramos a la última semana de carrera electoral y la cosa ya no está para metidas de pata. Ni Keiko puede darse el lujo de equivocarse, porque lo suyo es una carrera maratónica y cualquier tropiezo hoy le puede costar caro en el remate final de segunda vuelta. Para el grupo de los segundones, el asunto viene más complicado: casi la mitad de los electores no tiene su voto firmemente decidido y podría cambiar de opinión. En un proceso en el que cada punto cuenta, la Magdalena no está para tafetanes, ni el ánimo para vanidades. ¿Qué deben hacer y de qué se deberían cuidar los candidatos?

1. Ideas ganadoras. Gracias a las discusiones y la incertidumbre provocadas por el JNE, no ha habido tiempo para posicionar ideas atractivas. El gobierno les bajó la llanta con el sueldo mínimo al adelantárseles y lo del gas no es una propuesta que haya quedado clara (¿qué significa renegociar y a quién beneficia?). ¿Dónde están las propuestas concretas en salud (pública y privada), educación (hay que hablarles a los padres, no solo a los maestros), calidad en los servicios (¿por qué nos cortan el agua, el cable, el teléfono?)? Es hora de hablarle claro al ciudadano.

2. Basta de pleitos. Los enfrentamientos ya cansaron. En esta campaña les está yendo mejor a los que atacan menos que a esos que andan prendidos como perritos rabiosos del pantalón de sus contrincantes. Ya no queda tiempo para desperdiciarlo rajando y la crítica se puede convertir en un búmeran que te golpea en la cara como le pasó a PPK y su infeliz frase sobre la “perra vida”.

3. No hay segunda sin primera. Pedir que voten por quien es capaz de ganarle a Keiko en segunda vuelta es un argumento interesante pero tiene un límite; a estas alturas ya convenció a quien tenía que convencer y ya no es un argumento diferencial. PPK lleva ventaja en esto, pero Barnechea y Mendoza también podrían inclinar la balanza hacia ellos, si llegan segundos. Toca concentrarse en colarse en el pelotón final. No vaya a sucederles lo que a Castañeda en el 2011: les ganaba a todos en segunda vuelta, pero quedó quinto en la primera.

4. Ni mucho ni poco. El candidato tiene que estar dispuesto a compenetrarse con la gente, caminar por calles, plazas y cerros. Escuchar, sonreír y mostrar buena disposición aunque se muera del calor. ¿Por qué? Pues porque ese individuo al que le está pidiendo su voto merece toda la atención y buena onda del mundo. ¿Debe el candidato bailar y comerse todos los chicharrones? No necesariamente, pero cualquier actitud sospechosa de ser un acto de “desprecio” puede ser usada en su contra por sus contrincantes. El consejo: hacer lo justo y necesario. Ni desplantes ni exageraciones, porque es verdad que hay algunos que cada vez que mueven el esqueleto pierden seriedad, dignidad, y votos.