Desconcierto e insensatez, por Mariella Balbi
Desconcierto e insensatez, por Mariella Balbi
Mariella Balbi

El ciudadano de a pie debe estar diciéndose a sí mismo: Quiero saber en qué estoy, a dónde voy. Los que están sin chamba dudan cada vez más de encontrar una. Quienes no venden y están parados o casi parados a pesar del crecimiento de junio buscan cómo salir del hoyo sin mucha fortuna. Sin embargo, la denuncia sobre las agendas de Nadine Heredia nos enrumba inevitablemente a la asfixiante poca transparencia del gobierno actual.

Esta bola de nieve se manejó a punta de usar a la mala la mayoría que el oficialismo poseía en el Congreso, pero perdieron esta ventajosa posición por confundir la política con el mangoneo y la verticalidad. Por buscar el constante enfrentamiento con tirios y troyanos, pensando, creyendo que se mantendrían eternamente en el poder. Por acudir al Poder Judicial, mermando su institucionalidad. En suma, inexperiencia e ignorancia para gobernar un país como el nuestro.

De lo poquísimo visto, las agendas son elocuentes más que indiciarias. El punto es que la propietaria niega que sean suyas. Para salir de este penoso entuerto que le está costando al Perú demasiado, bastaría que Heredia Alarcón levantara su secreto bancario y no lo frenara con acciones de amparo. También que hubiera una pericia grafotécnica (ya hay dos), pero confiable.

Un entusiasta candidato a la presidencia sostiene que las comisiones investigadoras del Congreso de la República no sirven para nada. En ello coincide con el presidente de la República que critica insistentemente al Parlamento por investigar mal a su esposa. Entretanto, en ese vapuleado espacio político el debate sobre si se prefiere el Perú primero –léase investigar las agendas, los ‘vouchers’, las fotos de los vestidos comprados por – compite con la inclinación irresistible de auscultar el oleaje que llega a estas tierras de la corrupción brasileña. 

¿Cuál va primero? Probablemente la que dé mayor rédito electoral a quienes integran la Comisión de Fiscalización. Heredia declaró que las agendas son falsificadas, pero que se ha mezclado cifras ciertas con invenciones. Además admitió que le han robado documentación –que vino junto con las agendas– de su casa y que denunciará este dolo. De ser todo fraguado el montaje resultaría altamente sofisticado. Pero ya tiene su inculpado: el Apra.

Cual Saturno devorando a los suyos, la ceguera frente al implacable fenómeno de El Niño continúa. No hay organización o comando para hablar en términos militares. La plata escasea, sin saber por qué. Las regiones hacen lo suyo, el Indeci también entra en la colada, aunque no sabemos bien su papel. Le pide presupuesto a las regiones, pero no sabemos qué están haciendo los ministerios, ni cómo manejan sus finanzas.

La Defensoría del Pueblo se reúne con los alcaldes del Cusco y les solicita a las autoridades un informe sobre el plan de acción frente a la emergencia decretada. El Indeci coordina acciones de preparación (todo termina en ‘ón’) para enfrentar . El está preparando un simulacro en el norte. De los trabajos de descolmatación, reforzamiento de puentes y tantas otras necesidades sabemos poco.

Cada uno hace lo que puede y a su manera. El interior del país la pasará muy mal y no solo los departamentos costeros, nadie se inquieta. El Niño puede traer al país abajo y retrasar más aún nuestro alicaído crecimiento. Pero no hay gobierno, ni mando, ni coordinación. Solo un desmadre no tan niño.