"Estamos ante una clara distorsión del Congreso que esta vez funcionará como plataforma de campaña electoral".
"Estamos ante una clara distorsión del Congreso que esta vez funcionará como plataforma de campaña electoral".
Patricia del Río

Casi todos los analistas coinciden en que el próximo será un atomizado, con poca capacidad de acción, pero que funcionará como la antesala de las presidenciales del 2021. Lo que hagan los representantes de los partidos que logren curules se puede convertir en la carta de presentación para el candidato que intentará llegar a la presidencia en el año del bicentenario. Estamos ante una clara distorsión del Congreso que esta vez funcionará como plataforma de campaña electoral.

Hasta ahora, lo que hemos podido ver y escuchar de las agrupaciones con más posibilidades es más o menos lo siguiente.

Los novatos: el ha hecho su tarea y han trabajado como hormigas para formar un partido político con todas las de la ley. Sin embargo, cojean de un pie demasiado conocido: su discurso fundacional sobre la nueva forma de hacer política y sentar las bases para una nueva sociedad es más utópico que aterrizado. Hay un cierto aire de superioridad moral, algo naif, que les puede reventar en la cara. Se jactan de haber construido un partido de amigüis, de gente que se conoce, que tiene los mismos ideales, pero ya tuvieron que separar a dos candidatos de su lista porque no se habían enterado de que habían tenido sentencias por violencia contra las mujeres. Bienvenidos a la realidad, entrañables mazamorreros, les esperan varios aterrizajes forzosos más.

Lovemark: es un caso de estudio: nadie sabe muy bien quién es el líder, cuál es su línea ideológica. Ni ellos son capaces de explicar qué tienen en común personajes como Vitocho, Yonhy Lescano, Mesías Guevara o Raúl Diez Canseco. Su lista al Congreso no trae nombres conocidos, lo que en sí mismo no es un problema. Eso sí, tienen una marca poderosísima que equivale, en la política de hoy, a algo así como la manzana de Apple, que sigue vendiendo porque remite siempre a la genialidad de Steve Jobs. Del mismo modo, la lampa de AP vende porque nos recuerda a Paniagua o a Belaunde, y no necesariamente porque lo que ofrece hoy es realmente bueno.

La contra ola naranja: la apuesta es clara. El fujimorismo se radicaliza y saca su artillería más pesada. Con Martha Chávez a la cabeza, se presenta como la opción más conservadora de derecha en la cédula electoral. Después de tanta innovación que resultó un fiasco, la vieja guardia sale a la pista de baile y dos son las tonadas para las que preparan sus mejores coreografías: la defensa de una agenda pro familia, que afectará los derechos civiles de minorías y la lucha por la igualdad de género; y seguir sembrando el terror al comunismo chavista vizcarrista pensamiento Martincito que nadie llega a entender del todo. Ese es el menú. Veremos si la receta a lo Bolsonaro pega para el relanzamiento de FP al 2021.

(Continuará).