La lista de los primeros muertitos, por Fernando Vivas
La lista de los primeros muertitos, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

No me acusen de faltar a la presunción de inocencia porque no me estoy adelantando al fiscal Pablo Sánchez –¡bravo, el Ministerio Público (MP) se puso las pilas!– ni al juez Duberlí Rodríguez señalando culpabilidades. Les daré una lista tentativa de muertitos en sus aspiraciones políticas porque el escándalo los chorrea. Y vaya el cariñoso diminutivo porque en la lista estarán quienes pecaron de tontos y, también, estarán simpáticos sinvergüenzas que se reciclan con tanto ingenio y humor que uno no sabe si odiarlos o aplaudirlos. Pero, al menos, por ahora, muertitos políticos sí son.

En primer lugar, apunten en la lista una genérica mortandad: la de todos los alcaldes y gobernadores que soñaban con reelegirse en el 2018. No van a poder, ni hablar. Luis Castañeda no volverá a ser alcalde de Lima. Ni siquiera va a postular. La ley de no reelección que los fujimoristas le habían prometido revisar a él y a la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) tendrá que seguir vigente. Fuerza Popular no se va a quemar en nombre de una generación de autoridades locales que necesitan tremenda purga. 

Muertito fresco es Alejandro Toledo. Su salida del país, justo cuando el MP confirmó que su amigo Josef Maiman recibió depósitos millonarios de Camargo Correa, tuvo un tufo de fuga que entierra cualquier aspiración de reciclaje y compromete a sus amigos en este gobierno. Aun si regresara, las revelaciones parciales ya son demoledoras. Más bien, lo imagino, junto a Eliane Karp, cavilando un futuro en Israel, país blindado ante las extradiciones. Pero, ojo, esto lo digo sin saber a ciencia cierta si Karp, nacida en París, tiene además la nacionalidad israelí y si la protección que esta le dé pueda hacerse extensiva a su marido.

Muertitos son Ollanta Humala y Nadine Heredia que, como Toledo, no tienen un solo congresista que se faje por ellos. La nueva idea crítica del mal nacional empieza a cavilar esto: si los corruptos brasileños coimearon a los gobiernos de Toledo y de Alan, al de Ollanta lo pusieron. En lenguaje técnico llamémosle ‘Corrupción 2.0’.

Muertito fresquecito en sus aspiraciones a la jefatura del Apra y a Lima 2018 es Enrique Cornejo. El fugado Jorge Cuba está vinculado a él desde el primer gobierno de Alan García, pues trabajó en el Instituto de Comercio Exterior que Cornejo dirigió. Si, como ha dicho en extenuante gira de entrevistas, es el primer sorprendido con la corrupción de su íntimo colaborador, le sugiero que ponga a disposición las cuentas de su campaña del 2014 para descartar que las coimas de Odebrecht a Cuba en el 2013 y 2014 (meses antes de la elección de octubre) hayan sido aportes indirectos a su candidatura. La lista está abierta.