Congresistas de diferentes bancadas saludaron que se haya fijado fecha para encuentro entre Vizcarra y Olaechea. (Foto: Renzo Salazar / GEC)
Congresistas de diferentes bancadas saludaron que se haya fijado fecha para encuentro entre Vizcarra y Olaechea. (Foto: Renzo Salazar / GEC)
Pedro Tenorio

El Congreso está en ‘modo Nerón’: lo incendia todo a su alrededor en vez de esgrimir argumentos de fondo contra el adelanto de elecciones planteado por el presidente Vizcarra. ¿Tiene derecho a investigar el Parlamento, a fiscalizar al Gobierno? Por supuesto. Pero lo ocurrido esta semana tiene el aroma chapucero de la vendetta, de la represalia barata y no de una estrategia política, que es lo que el Legislativo necesita con urgencia para defenderse.

Quien sigue esta columna sabe que no concuerdo con el adelanto de elecciones. Sin embargo, eso no me lleva a validar lo que considero un pésimo error político de la mayoría en el Congreso. Se necesitan argumentos y el compromiso de una agenda de trabajo de aquí al 2021 que le devuelva a los peruanos la esperanza en su sistema político (si acaso es posible). No amenazas. Y eso es lo que sugiere, por ejemplo, la investigación a las encuestadoras por parte del Parlamento. ¿Alguien cree que la Comisión de Fiscalización analizará la metodología, valor estadístico y criterios técnicos con que trabajan?Para nada. Van a intentar vincular a las encuestadoras con servicios brindados al Estado (en estudios de opinión, principalmente), para de ahí extrapolar una presunta “manipulación” a favor del Gobierno. Ojo, son servicios que estas empresas han brindado por décadas, por lo que se ahorraría tiempo y dinero consultando el portal de proveedores del Estado. Pero no: lo que se busca es dar un barniz de “investigación” a meras suspicacias (suspicacias que, dicho sea de paso, han tenido todas las fuerzas políticas cuando las cifras no las favorecen).

Igual de prepotente es la nueva investigación contra la Sunedu en la Comisión de Educación, sin motivo objetivo para ello. ¿Es legal? Por supuesto. El problema está en los fines: ¿sumará a la necesaria revalorización del trabajo parlamentario en este momento crítico? No lo creo. Otro autogol.

El Congreso carece hoy de una estrategia para enfrentar a Vizcarra, quien, como anticipamos la semana pasada, volvió a caer en la aprobación ciudadana. Datum registra un descenso de ocho puntos porcentuales en el último mes (de 60% a 52%). Igual sucede con el adelanto de elecciones, que baja de 78% a 64%. El tiempo es el mayor escollo del mandatario: lo desgasta al poner en evidencia la pobre gestión que su administración realiza. Pero el Parlamento se equivoca si cree que con amenazas lo arrincona y debilita. No solo lo victimiza, sino que refuerza la sensación de que al país quizás le iría mejor si “se van todos”. Algo de lo que no existe la menor certeza por más sugestivo que parezca. ¡Y vamos seis semanas de limbo político!