El presidente PPK habló ante ciudadanos de Moquegua y Arequipa para comentar la situación de la huelga de maestros en diversas regiones del país. (Andina)
El presidente PPK habló ante ciudadanos de Moquegua y Arequipa para comentar la situación de la huelga de maestros en diversas regiones del país. (Andina)
Patricia del Río

Ocurre en el fútbol, ocurre en la vida. Cuando a uno empieza a salirle todo mal existe una enorme posibilidad de que las cosas se pongan aun peor. Cuántas veces hemos visto a equipos de fútbol a los que el prematuro marcador en contra los desestabiliza: los jugadores se ponen nerviosos, no soportan la presión y ofrecen el peor espectáculo de sus vidas por su incapacidad de superar la frustración. Y le pasa a los mejores: un irreconocible Brasil salió de su propio Mundial después de que Alemania le zampara 7 goles y una atarantada Argentina casi se queda sin ir a Estados Unidos 94 tras 5 golazos que le encajó Colombia.

El rechazo del público, las pifias, la convicción de que podrías hacerlo mejor pero nada te sale como planeaste, suelen afectar seriamente la autoestima e influir negativamente en la toma de decisiones. Y algo de eso parece estarle ocurriendo a . A solo un año de su gobierno su popularidad está en apenas 26,3%, el 64,4% considera que hasta el momento este gobierno no ha tenido ningún logro. La falta de liderazgo se percibe como uno de los mayores problemas de PPK que cada vez se parece más al torpe director técnico de un equipo que, teniendo buenas figuras, solo recibe goles en contra.

De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, en el último mes las acciones de protesta pasaron de 87 a 200, y las huelgas no tienen visos de mejorar. Si a eso le sumamos que los damnificados de ya empezaron a perder la paciencia, que la población sigue sintiéndose insegura en las calles y que la economía no remonta, el panorama pinta bastante sombrío. Y esta vez, hay que decirlo, los malos resultados ya no se le pueden achacar al equipo rival (o sea a los fujimoristas que patean fuerte y juegan con todas las mañas), ni al clima, ni a nadie.

En estas últimas semanas PPK no hizo los cambios que todos reclamaban (debió refrescar el Gabinete en 28 de julio); colocó jugadores cuestionados (la entrada de al Midis ha sido un error político), y le anda regalando espacio al rival (incomprensible plantear un diálogo con maestros radicalizados que no han depuesto sus medidas de fuerza). Todo esto abona en la teoría de que el Gobierno no tiene estrategia alguna para resolver los conflictos y que en las calles los oportunistas huelen esa debilidad para radicalizar sus protestas.

Para que un equipo funcione su líder tiene que demostrar que él está a cargo. De lo contrario cada jugador tratará de resolver el partido por su cuenta, la frustración se apoderará de todos, la hinchada empezará a lanzar botellas y la goleada será estrepitosa. Hasta ahora el partido pinta muy mal para el equipo de gobierno, vamos a ver si logran voltearlo. Ojalá.