Uber City, por Marco Sifuentes
Uber City, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

“Lo que la municipalidad no pudo hacer, lo está haciendo la tecnología”. El experto en negocios digitales Pedro Neira, entrevistado por “Semana Económica”, se refiere a Uber y al resto de aplicaciones de taxi. ¿Y qué están haciendo? Creando, por fin, un sistema formal de taxis en Lima. 

En Lima existen poco menos de 100 mil taxis inscritos en el Servicio de Taxi Metropolitano (Setame) y casi 20 mil que pertenecen al Callao. Pero los cálculos más conservadores indican que, además, existen en toda la metrópoli unos 80 mil vehículos que prestan el servicio informalmente. 

¿Cuál es la principal consecuencia, en estos tiempos? La inseguridad. Cada cierto tiempo leemos la noticia de algún ‘falso’ taxista que resultó asaltante. Pero aquí hay un error lógico. ¿Cómo sabemos que era falso? En Lima, en la práctica, cualquier persona puede ser taxista. Es solo cuestión de pegar algún sticker en el carro y listo.

La segunda consecuencia ha llevado gradualmente a Lima al colapso sin que los limeños parezcan haberse dado cuenta de eso. En total existen 200 mil taxis. Un ejemplo sobre el que siempre hay que insistir: en Nueva York, una ciudad tan poblada como Lima, solo funcionan 30 mil. Poco más de la décima parte.

El año pasado, la gerenta de Transporte Urbano de la Municipalidad de Lima (GTU), Fanny Eto, alertó cuál era el verdadero motivo del caótico transporte limeño: los taxis ocupan el 60% de las vías y solo atienden el 4% de la demanda del transporte público (contra lo que se pueda pensar, el Perú es uno de los países con menos automóviles per cápita del hemisferio; el problema no es la cantidad de vehículos particulares, sino la distribución del tráfico).

La semana pasada se realizó una comentada protesta de taxistas ¿formales? contra Uber. Un tiro que podría haber resultado por la culata. Después de todo, Lima es una de las pocas ciudades en las que Uber no se ha impuesto como el estándar único de apps de taxis (existen además Easy, Satelital, Taxibeat, etc.). Según “The Economist”, Uber es la start-up más cotizada del mundo, valorizada en 70 mil millones de dólares y con presencia en 425 ciudades.

De hecho, Lima es probablemente la única ciudad en la que Uber y las otras aplicaciones son el sistema formal. En el resto del mundo, las protestas contra Uber son razonables porque están organizadas por los taxistas agremiados que tienen que cumplir una serie de requisitos ante sus municipios (choferes identificados, taxímetros regulados, vehículos en buen estado… lo que en Lima suena a utopía). A los peruanos nos encanta llamar “creatividad” a lo que, en realidad, son técnicas de supervivencia de los ciudadanos ante el desamparo del Estado o su fracaso al momento de proveer de los servicios más básicos, como, en este caso, el transporte público. Pues bien, esta vez algo que sí es verdaderamente creativo está amenazando el caos urbano generado por la indolencia de las autoridades. Es un inicio.