(Fotos: Agencia Andina)
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Fernando Cáceres Freyre

La no reelección de congresistas fue la bandera que permitió el año pasado a canalizar el descontento ciudadano por los escándalos de corrupción, en contra del otrora omnipotente , y transformarlo en puntos de aprobación.

Pero con congresistas sin reelección, varios en investigaciones, y bancadas sin partidos, luchar contra el Congreso más se parece hoy a una pelea contra molinos de viento, que difícilmente lo ayudará a mantener su capital político.

Luego, enfilar las baterías contra los grupos sociales organizados que piden privilegios, como los transportistas, es muy difícil. La cancha no está pareja en estas batallas. Mientras los funcionarios públicos juegan en la legalidad, los manifestantes juegan con sus propias reglas. ¿O alguien cree que los transportistas que bloquearon la carretera serán sentenciados? Mientras no sean juzgados lejos de donde viven, eso no ocurrirá.

Además, lo que Vizcarra requiere son goles que no dependan de la realización de gestión pública. Difícilmente podrá cumplir las metas priorizadas por la PCM al 2021: 100% de acceso al agua en hogares urbanos (falta cubrir aún a 2,5 millones de peruanos), reducción de la anemia al 19% (vamos en 43%), incremento del empleo formal a 40% (está en 34% desde el 2017), confianza en la policía (empeoró en 1,8 puntos porcentuales en la última medición), etc.

¿Son los nuevos gobernadores regionales de izquierda candidatos ideales a ser el nuevo enemigo público? Sus promesas electorales más altisonantes dependen del /Congreso (nacionalización de industrias extractivas, controles de precios, priorización de proyectos regionales, currículo educativo regional, etc.), y no son viables. La consecuencia es doble. Vizcarra pasará a ser culpado de todos los males, y los gobernadores buscarán sus quick wins en lo mejor que saben hacer: oponerse.

En Junín, ya se opuso a la ‘privatización’ de los colegios de alto rendimiento (COAR), cuando lo único que está tercerizado es el alojamiento y la alimentación; ‘denunció’ a Chinalco por no pagar canon, teniendo que retractarse después; y enfiló sus ataques contra la ‘ideología de género’. En tanto, Aduviri en Puno ya viene oponiéndose a la construcción de la represa de Paltiture, que se constituiría en una de las principales reservas de agua de Arequipa.

A sabiendas de estos ataques, Vizcarra podría encontrar su nuevo enemigo público en estos gobernadores, y usando comunicación efectiva en las regiones, buscar poner a la población en contra de ellos mismos, aludiendo que “el agua es para todos”, “los niños de los COAR merecen alojamientos de calidad”, “la educación pública es gratuita”, “más inversión es menos pobreza: no faltemos a la verdad”, “luchemos en favor de la igualdad de género”, etc.

Como dice Patricia del Río, “el presidente se ha quedado atascado en la lucha anticorrupción”. La oportunidad para avanzar es hacer frente a las ideas trasnochadas.